No hay futuro me dijo
un pájaro agorero con mirada de arpía y
yo metí las manos
en el agua sonriente del río de la vida.
Olor de incienso me transmitía tu mirada.
Allí te encontré
pintado el rostro con ceniza
te miré en el espejo
detrás, donde el candado escondió las respuestas y
recordé tu nombre tu zodíaco pétreo
que agoniza en silencio con el pueblo olvidado.
Un planeta de espanto me sumergió
en la furia de un macho cabrío que alargó su testuz
llegando a la orilla del abismo
conteniendo el aliento
encontramos
sólo signos
incógnitas sin nombres
laberintos. Y
entonces
huyó con alas de lodo
mi materia de sueños.
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