No, no permitiré que se despierte un dolor universal por tu huída.
No, no dejaré que el sol deje de abrumar en plata el cielo de mi alma.
No, no estaré sollozando bajo el cielo neblinoso de la ausencia.
No, no me quedaré en silencio con la garganta seca y silenciosa.
No, no pienses que pasarán las horas en el hueco de la sombra.
No, no tendré miedo por la sábana húmeda y fría en el invierno.
No, no estaré esperando en el umbral de la ternura la soledad es.
No, créeme seguiré caminando descalza por el camino de la vida.
Hasta que vuelva tu sombra derretida en las tardes de otoño.
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