viernes, 23 de diciembre de 2022

SU SANGRE DERRAMADA

  

Me detengo para observar el ocaso en tu mirada.

La chispa ingenua de alegría.

Los triunfos milagrosos de la espera.

Un anuncio que endulza la gracia de la aurora.

El diámetro oval de la cintura de la órbita de tu cuerpo.

 

Estaré expectante o distraída cuando asome la alondra en la mañana.

En las vísperas habrá un cántico de sirenas y Nereidas.

Llamarán las campanas con badajo de humo en los campos yermos.

Una fiesta de espigas dorará el camino empedrado en espejos.

Y una ninfa de ámbar como estatua de sal estará en la marea.

Recorrerán pies descalzos el enjambre de luces en la tarde de enero.

Brillará tu mirada como estrella de Venus jugando con las venas.

Y la sangre caliente correrá en la vertiente como icores paganos.

.

Me detengo. Me arrimo a la terraza donde se esconde el duende.

Crepita una ilusión de hierba buena y romero. Te detienes.

Ya se escucha el canto gregoriano en las altas paredes del templo.

Los monjes tonsurados con las manos mojadas de lágrimas ajenas.

Una bandada ruidosa ingresa por la grieta del ventanal abierto.

Las plegarias se desploman como viejos cortinados de cera.

Un ave solitaria entra en la cóncava entraña de la aureolada gloria.

 

Nos duele la simpleza de una tarde cualquiera, sin sueños.

Nos castiga el portal cerrado a la esperanza.

Hemos programado un acto ingenuo y a deshora.

La noche va llegando y un rumor sombrío nos ronda.

Allí, junto al muro solitario un Jesús desamparado sangra.

Desgarrado, sangra de nuevo. Sangra como los hombres.

La indiferencia atormenta a los buenos. Sangran.

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario