lunes, 9 de mayo de 2016

MENDOZA EN VENDIMIA


Ha llegado marzo, aún no se terminan los días de lluvia que refrescan la ciudad y que hacen tanto daño a los frutales y a la vid.

Cada vez que el contratista atisba el cielo y ve nacer una nube gris plomizo, comienzan los preparativos ancestrales para "curar" la tormenta...¡"Viene el granizo"! y el murmullo crece con sordo temor contagioso. Allá van algunos jornaleros  con la pala o la azada llena de cenizas para exorcizar a la "enemiga" entre los surcos de los parrales hinchados de zumo en granos que revientan de vendimia.

En la ciudad comienza el trajinar de la gente: oficinas, escuelas, tiendas y fábricas se encuentran en un creciente empuje para la producción y la construcción de un país grande y próspero.

Las acequias cantan sus murmullos de aguas refrescantes y vivificadoras. Jóvenes

 mozas engalanadas de "Fiesta y Carrusel", comienza a inquietar las noches de guitarra y canto de tonadas en " Vendimia ". Todo es fiesta. Una antigua y renovada " Virgen de la Carrodilla " desplaza esperanzas de un año de vino nuevo por las calles adornadas de luz y algarabía pueblera. Se agolpan en la Vía Blanca los hombres, mujeres y niños recogiendo frutos de las manos juveniles de las muchachas. El vino es otro trofeo.

Llega la gran fiesta en noche de Reinas; resuenan  como rugidos atronadores las voces de los músicos y bailan los altos chorros de agua de colores acompasadamente junto a un puñado de danzarines y artistas. Ya comienza la esperada elección entre los gritos del público que alienta a las favoritas. Unas preciosas muchachas esperan anhelantes el voto final que llega con estrepitosos fuegos de artificio. Tenemos Reina de la Vendimia y el llanto y los besos y los periodistas que se esfuerzan por ser "el primero". Por un año el sueño alentador acompañará a un departamento que orgulloso mostrará sus logros en esa joven mujer, su reina.                    

 

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