miércoles, 19 de octubre de 2016

POEMA XXX



XXX

A la saga de un centauro correremos...
me dijiste      empinando mi cuello sobre el muro
de espejos de la alcoba
el mundo pareció descalabrarse en estallidos
caían rastros de tormentas en el lino blanco de la cama
fuego     mucho fuego de antorchas
destruyendo la calma de nuestro paraíso.

Y el paraíso se transformó en un mar embravecido.
Cada ola era una ráfaga de pétalos de suave terciopelo,
donde una mano atrapaba los suspiros.
Hoy somos un puñado de loicas que cantan lejos
y los nidos están desparramados como fuentes sin agua.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario