miércoles, 19 de octubre de 2016

CARTA AL HIJO PRESO

" Te recuerdo como eras en el último otoño"
                                                       Pablo Neruda.

            QUERIDO...
                        Te recuerdo como eras en el último otoño. Delgado hasta el asombro, de estatura media, siempre nervioso tratando de ser el más compuesto. Sólido en el pensamiento para enfrentar las tormentas que la vida te asestó injustamente.
                        Te veo parado junto a la gran puerta de casa a tiempo para salir al instituto donde te educabas. Allí con la suave curvatura de tu mandíbula, como queriendo aparentar ser más fuerte aun de lo que tú eres realmente. Tu mirada inquieta, las manos nerviosas buscando en tus bolsillos quién sabe qué objeto que creías haber olvidado. El cabello muy corto para esconder la rebelde hirsutez, que heredaste de la abuela paterna y que daría motivo para chanzas entre los muchachos o quejas entre tus maestros. ¡ Cuando eras niño, a veces, caía por tus hombros como una cascada de crines claras! Con el tiempo el pelo se fue oscureciendo y te dio un aire más duro. Pero nunca fuiste ni serás duro. Eso lo sé.
                        Te sigo imaginando como ese día en que me llamaste para decirme que habías tomado la determinación de seguir la carrera que hoy te hace un hombre público. ¡ Qué alegría y qué pena, con ella te perdía! Es verdad que lejos de nuestro pequeño mundo mágico, cambiarías mucho. Tu madurez de hoy, es en verdad, el producto de la separación del nido que habíamos construido con tu padre. Pero los pájaros acercan a sus pichones a la orilla del nido para que echen a volar cuando ha llegado el tiempo. Nosotros debíamos hacer lo que la vida exige. El amor es otra cosa. El amor persevera y marca. Tal vez por esa causa, hoy padeces persecución en quienes no conocen la `verdad´ de tu ser interior.
                        El instinto me dice que podrás superar la desdicha. Muchos hombres fueron malogrados por la ignorancia y la maledicencia. Fuiste justo. Creaste un círculo de hierro entre la maldad de `ellos´ y tu gente. Es posible que nadie pueda explicarse la razón que te obligó a ser tan leal a tus principios. Yo sí. Sé, la clase de humano que atravesó la puerta más íntima de mi ser. Mi corazón late entre cada suspiro que sale de tus labios. La vida en prisión es dura, pero la libertad está en nuestra mente. Tú serás libre, siempre que sientas que has cumplido con la ley más importante, la de la verdad.
                        Por todo eso, hijo, cuando te vi en el noticiero esposado, con una rueda de gente de seguridad que no te permitía caminar, los reporteros ahogando el poco aire que podías respirar, sentí que en tu mirada triste no había sino dolor por nosotros. ¡ Calma! Estamos bien y te queremos. El tiempo dirá la verdad. Aun hay gente que cree que Jesús era un bandolero..., un traidor que trataba de sublevar al pueblo. Tú, seguirás siendo nuestro orgullo. Tu familia tendrá en nuestra casa el refugio que esperas para ellos.
                        Ya verás que este otoño cuando el parque se cubra de colores...brillará la esperanza en tu vida y en la nuestra. Confía amor, confía. Los hombres no pueden ser tan necios. Si lo fueran, no querría vivir hasta otro invierno.
                        Tu madre que te ama.


                                         

1 comentario:

  1. Soy la hermana de una amiga de tu prima Rosita Brunetti. Me dio tu teléfono pero me da siempre ocupado. Soy muy torpe con las nuevas tecnologías. Me gustó mucho tu cuento, así como otro, "Cuento súper breve", pero mi comentario desapareció. Confío en que algún día pueda hacerte una mejor devolución de lo poco que tuve la suerte de leer de tu producción. Un abrazo.

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