lunes, 22 de mayo de 2017

SIN TI


            Acababa de dejar el pequeño rectángulo de cielo que se proyectaba en la ínfima habitación. Cerró los ojos doloridos y enrojecidos de mirar hacia el infinito. La soledad le había clavado una cruz de agujas imantadas en las pupilas. Ya no esperaba ver nada nuevo allí y desde allí. Mordió un minuto los pequeños tubos de plástico transparente que le proveían de aire y alimentos. Cerró la mente aislándose de esa realidad...y comenzó a soñar.
            Una mañana tan fresca y soleada. Él caminando por la orilla del gran lago. El sol marcando sombras pardas entre los árboles y el aire envolviendo su cuerpo con olores fuertes...menta, toronjil, romero...pasto recién segado y  una necesidad urgente de tirarse en ese prado. Las nubes tratando de desterrar el brillo, y la belleza, las nubes en guerra permanente con el espíritu fugitivo de las sombras y la luz. Recostado así, ver aparecer a Nazarena con su cabello al viento, transitando descalza sobre el tapiz acuático y vegetal de un piélago verdoso y helechos y frondas de tornasolados iridiscentes...amarillos, ocres, verdes y azules increíbles de esa orilla escurridiza. Cerró su boca .¡No quiero respirar, así no tendré en mi interior herido por la pasión, el perfil de tus muslos y tu rostro y tus manos como alas de abubillas revoloteando o sosteniéndose suspendidas entre las largas ramas de los sauces! No, no quiero respirar porque penetra en mi conciencia el perfume salvaje azaharino y jazminudo de tu piel morena...de muchacha cerril y montaraz. Hembra de tiempos inhóspitos de mi país de ensueño.
            El silencio me devuelve el golpeteo de mi corazón herido. ¿Estoy dormido y sueño? Acaso el tiempo de prenderme a la voraz lentitud de los relojes ¿ha regresado para incorporarme a las letanías de tu legión de fantasmas y espíritus ligeros? Ya no veo. Estoy ciego y deslumbrado. El mirar eternamente en el rectángulo de mi ventanuco me ha dejado alucinado. Perdí tu venustidad en una algarabía de estampidos y ruidos, allá en la carretera hacia la ciudad de mi destierro. Así quedé y he quedado. Sin nada ni nadie que venga a abrazar mi cuerpo muerto y mi conciencia viva, que vibra y desespera por tus besos y caricias calientes y tiernas. Hace un tiempo infinito que mi mente te llama y no puedes escucharme, porque estoy aquí en esta aciaga celda del averno. ¿ Acaso puede escuchar el silencio? ¿Y tu recordarás a quien rodeó tu cuerpo en un instante de pasión amorosa para crearte ese mundo mágico de un hijo? Duermo y sueño contigo. Me despierto espiando tu sombra y no llegas a buscarme. Estoy volviendo a abrir los ojos de febril e impúdica exaltación. Algo acuoso se mueve en mi interior como una gelatina flamígera, me quema aún más que la visión desde el ángulo del ventanuco donde mi vista se pierde.¡ Amor regreso...amor vuelvo a tí...espérame con tu regazo mítico y festivo...amor...amor mío!
            - Doctor Villafañe, el paciente de la 4 de terapia se nos está yendo...- casi sin voz la enfermera trata de regresar al hombre. Pide ayuda y corre un puñado de especialistas.
            - ¡ Por Dios...hagan entrar a la muchacha...aunque esté en ese estado..., tal vez ella pueda hacerlo regresar ¿ quién sabe ?
            Una joven de rostro anguloso y afilado, de larga y negra cabellera se acerca al lecho en terapia. Toca la frente tibia del hombre y le murmura un canto de antigua creación. Casi mítico, casi hechicero, su lengua atapama sabe a miel a los oídos.
            - Amor... dulce amor mío, como un pájaro del bosque te busco en mi infinito cielo...toca mi vientre donde vive tu hijo...el fruto de tu amor y el mío...Vuelve para prender la luz de mi fogata. Vuelve para reponer mi estirpe de sirena y argamasa. Vuelve para besar mis grietas planetarias donde está inscripta nuestra historia indígena y suprema...
            Un suave susurro comienza a poblar el pequeño habitáculo y el hombre abre dificultosamente los ojos inyectados en sangre, sonríe y murmura...- ¡ Sin tí no podía...he vuelto...sólo por tí he vuelto desde el paraíso donde tú me faltabas amor mío...tú me faltabas... amor mío!
                                              

                                                                       

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