"Cuando el corazón
está triste las piernas no responden"
Diego
Armando Maradona.
Gol
Llegó
corriendo, los mocos le caían por la cara llena de tierra colorada. Del
pantaloncito de breen descolorido sacó un trozo de papel. Estaba roto y apenas
se leía una nota escrita en lápiz. Las lágrimas desdibujaban las palabras
enhebradas en miedo. Él, aun no sabía leer. ¿ Qué decía ese papel? Tal vez el
padre le diera de azotes. Estaba escrito por el cura. También se había sonreído
al garabatear su nombre. El "pibe" no quería entrar en la cocina. Su
madre entre ollas tiznadas y sin bordes, sollozaba cebollas. Su padre acodado
en la esquina del fogón parloteaba insensato los sueños imposibles de obrero
analfabeto. Se acercó en silencio y estiró su manito temblorosa con el papel.
La madre apenas leía con dificultad. Se secó el sudor con el ruedo del vestido.
Ahuecó la mano en la luz de la lámpara, la luz agónica del kerosén dibujó unas
letras que bailaban de gusto. " Don Chito venga a verme, el Coqui es un
futuro goleador en primera, si lo hacemos
trabajar, con mi respeto: Padre Julio ". Se produce un silencio
caliente. El hombre mira la figura escuálida del chico.-¿Qué va a poder jugar
éste, si no tiene ni brazos, ni piernas siquiera?- El pensamiento pasa como una
flecha entre los sentimientos de la mujer que arrulla sueños. El Coqui mira y
se achica junto a la puerta, si le quieren pegar, se escapa a la calle. Un
movimiento lento pero tranquilo le acerca una mano del padre- Vamos a ver al
cura, ya vengo vieja- , y se pierde en la calle.
El tiempo
conoce fuerzas que los hombres no conocen. El "Coqui" es uno de esos
jugadores que se dan cada cien años. ¡Claro que se lo llevaron lejos! La
capital era chica para tanta maravilla. Ahora se pelean por llevarlo a Roma, a
Francia..., el muchachito no puede negar su historia aunque paguen millones por
sus gambetas, por sus jugadas magistrales. Viaja de un continente a otro. De un
país a otro, pero en su pecho hay un dolor de hambre, de poca escuela, de
padres analfabetos y pobres. La gloria de sus triunfos lo deterioran. Un día
cae. Un golpe lo derriba y sufre una hemorragia cerebral que lo deja
hemipléjico. El equipo más ilustre de galenos de su país, hace la operación
reparadora. Gana. Su cuerpo está como antes. Pero su cabeza y su corazón ya no
son los mismos. Una profunda pena se instala en su interior, nada lo alegra ni
lo distrae. Los jefes buscan llenar su vida de novedades. Necesitan que vuelva.
En sus pies hay millones de dólares dormidos. El interés los mueve. ¿Quién
podría llenar canchas gigantescas con multitudes delirantes, sino el
"Coqui"? Él, se ve tal cual es, un hombre que sirve para otros, a
quien sólo importa por el dinero que genera. Regresa a su pueblo y afronta a un
sin fin de niños desnutridos e ignorantes que deliran por él. Ahí comienza a
desdeñar su fama. Ya no quiere volver a la cancha. Su madre ha muerto, su padre
derrocha alcohol barato. Ya ni plata les queda de todo lo que mandó desde otros
mundos. Junta un puñado de billetes y crea una escuela. Busca un maestro de
esos dispuestos a dejarlo todo por amor a los niños. Los periodistas lo buscan,
lo llaman, lo acosan. Nada puede contestar. Silencio. Un día llegan de un raro
país de oriente, se lo tratan de “llevar”. – “Cuando el corazón está triste,
las piernas no responden”- dice.-¿Para qué me quieren si más me necesitan en mi
pueblo?- Recoge a un niño desnutrido entre sus brazos. Camina hacia la casa y
canta una canción de su pueblo y camina,
camina..., el Coqui... con un pobre niño en brazos.
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