martes, 22 de enero de 2019

FEMICIDIO




Como si te escaparas de mi mundo apretando en la garganta una isla de musgo y orquídeas de almíbar, me quedé mirando por la puerta que se cerró con estridencia.
No podía creer que te ibas de nuestro nido, ese que tanto nos costó armar. Tu lucha en la oficina, mi tarea interminable en la cocina, creando alimento para tantos parroquianos que mandabas. Y ¿Qué pasó? Conociste a esa “fulana”, que te envolvió en sus arrullos de cuervo seductor. Te quedaste boquiabierto cuando se abrazó a tu cuello y empinada te dio un beso que te tocaba la campanilla… y caíste. Como un pobre tonto caíste en sus brazos. Te exigió que me dejaras. Te confundió hasta el momento que te entregó el arma.
Allí, perdiste la más bella de las realidades. Era un vampiro. Una maga de tiempo completo. Te arrancó un “Sí” y llegaste esa noche a casa despeinado, transpirado y con los ojos inyectados en sangre. Te paraste frente a mí, junto a la chimenea y disparaste.
Caí como era lógico, el arma era de guerra. Y ahora, luego que arrastraron mi cuerpo, que lavaron la sangre; me cubre muchos kilos de tierra y luego echaron alquitrán para taparme. Así escapaste de mi mundo real, de nuestro amor.
¡Espero que alguien pregunte por mi! Que indaguen y me encuentren. De noche abriré la tierra y caminaré por la casa para que ella se vaya y recuperarte. O por lo menos que paguen por mi muerte.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario