Muele mi carne este dolor que me atropella.
Soy una piedra tirada junto al río.
Resquebrajada en mi estrecha cueva sofocante
de ira.
Mi carne dilapidando estrellas, herida,
agita el miedo y el espanto.
Odio la rigidez del ópalo en mi frente.
Un ojo extraviado desde el averno espía mi
útero vacío.
Ya no esperaré el crepúsculo...
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