Me crucifican los silencios
Mi voz clandestina no soporta los sueños perdidos
El olvido.
La mirada dolorosa de una niña que soñó.
Aquel día se desterró de la alegría.
Déjame decirte que aun espero.
Déjame reclamar la voz del arco iris.
Déjame dormir y no abrir los ojos en la noche.
Si el violín se ha roto, déjame en silencio.
Aparece en la niebla una clara palabra de cariño.
Ya me fui. Estoy perdida en la calle de piedra.
El fango me mancha el ruedo de la vida.
Los coros se acallaron en las vísperas sombrías.
Un grillo despierta mi párpado de seda. Lágrimas.
Crucifícame otra vez, pero en un calvario nuevo.
Sin corona de rosas ni claveles. Sin gemas urticantes.
Silencio. Silencio. Olvido.
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