viernes, 21 de junio de 2019

NO QUERÍA VOLVER




   Apenas se apagó la lámpara salía el hombre. Detrás quedaba una semi-forma de sombras casi fantasmales que se movían como sonámbulos. Se hizo un silencio, roto de pronto por el chirrido agónico del tren que se acercaba. A tras luz, la silueta del recién salido parecían espantajos deshilachados.
   El callejón parecía despertar de grillos y ranas que apareaban la tarde en agonía.
   Un chiquillo escuálido salió corriendo de la casa tras el hombre. Llamaba a gritos.
El hombre, sordo, continuaba su camino. Logró alcanzarlo. Se trepó a sus brazos apretó sus piernas alrededor de la cintura  y  lo  rodeo de besos. La mujer  parada a la distancia abrió los brazos en cruz. Su imagen quedó cincelada en bruma y carne. Él, lentamente regresó. El niño estaba tibio de sonrisas. La mujer contuvo  una lágrima de fuego, sabia que al regresar él, su vida volvería a ser una carga de roca incandescente. Entró, prendió la lámpara. Estiró un mantel a cuadros y distribuyó tres  platos sobre la mesa.


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