España es tan grande para recorrer completa y bien, que hay que darle un
tiempo a cada región para disfrutarla.
Mi profesora de castellano, nos hizo leer a los grandes poetas de la
península: Lorca, Vallejo, Sor Juana Inés de
Los monumentos moros, las enormes iglesias que se levantaron con sangre
y el “Oro de América para Gloria de Dios” y que te parecen una afrenta a los
Mayas y Aztecas, y por supuesto a Dios. Pero… hay tanto arte y lugares bellos
que faltan días y horas para ver y admirar la mano del hombre frente a esa
maravilla llamada “Tierra Calé”.
Uno de los paseos que dejan una huella en el espíritu son los patios de
las casas andaluzas. Las paredes cubiertas con tiestos cargados de flores
multicolores bajo un sol radiante y fuerte, mientras salen de los ventanales
con rejas herradas a mano, unos perfumes de arroces y mariscos, unas cazuelas
de pescado fresco y verduras, que iluminan los ojos de los paseantes. Los
mesones de madera añosos, con alegres manteles a cuadros rojo y blanco, con vajillas
de colores, y algunas hechas por las manos artísticas de ceramistas y
alfareros, que guardan una profunda historia ancestral, son las que esperan en
pequeñas posadas para comer los transeúntes y pasajeros.
A la noche fuimos a un famoso tablao Gitano. ¡Gran fiesta de “bailaores”
y “Majas” con sus vestidos de volantes y colas que mueven al son de las palmas
y zapateo rítmico! Comimos una “paella digna de un príncipe” y regamos con un
buen vino Riojano Español. Una noche alegre con una multitud de turistas del
mundo que buscamos encontrar el núcleo de la historia de ese pueblo.
En Sevilla, conocí, la famosa Virgen de
Si caminaba por ciertas calles, recordaba los poemas de García Lorca;
imaginaba su figura hermosa, porque lo era buscando un café o bar donde
sentarse a escribir o dibujar. Sentí que fue una tristeza su muerte, nos privó
de uno de los más exquisitos poetas. ¡Poeta del Cante Jondo! Esos cantares que
hoy los juglares han puesto música como a Machado y que los jóvenes no han
conocido en profundo.
Una España que pasó por una guerra tan triste y dolorosa, por ser entre
hermanos. Donde muchos cayeron bajo las balas y en los frentes de las casa hay
enormes placas de bronce con sus nombres. Hoy es una España pujante y de una
diversidad étnica increíble. Pero por doquier se ve la fuerza de los moros en
su arte.
La alambra con su patio de los tigres o leones, desde donde se observa
toda la ciudad, en sus balcones. Los techos de tejas musleras y los campanarios
de cientos de iglesias.
En una calle “medieval” de Granada, caminábamos buscando una taberna
donde se comían exquisitas tapas y de pronto, vimos venir por entre los
empedrados un hombre con su burro, enjoyado de cascabeles y pompones de
colores. Iba cantando el señor a viva voz una canción en un español que no
entendí mucho, pero sus alforjas, tenían frutos secos y manzanas que brillaban
con el sol. ¡Su alegría era prodigiosa”! Y su ropa, de traje típico, nos dejó
boquiabiertas, Nos saludó sacándose un sombrero negro y su cabeza lucía un
pañuelo rojo para el sudor que le provocaba
el calor ambiente. Me quedé arrobada. Era un “Platero y Yo” en vivo. Un cuadro
de belleza, que él, llevaba con la galanura de un “señorito cabal” y siguió su
camino con el tintineo de los cascabeles hasta que se perdió tras un muro lleno
de geranios multicolores en flor, cuyo perfume enarbolaban su condición de
fiesta popular. Seguimos caminando hasta llegar a la taberna donde comí el más
exquisito pulpo en aceite de oliva, de toda mi vida. Andariega, me fui metiendo
en algunas plazoletas, viendo las mayólicas con el color mudéjar azul, grana y
amarillo, que brillaban con la luz infinita de sus rincones. En toda Málaga,
transité catedrales y palacios, donde se guardan antiguos escritos de la
historia de América y de Europa. Los pies listos y cansados, el alma pletórica
de ver
¡Es hermosa Andalucía, es muy bella!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario