miércoles, 16 de noviembre de 2022

ANDALUCÍA, TUS FLORES Y PERFUMES

 

España es tan grande para recorrer completa y bien, que hay que darle un tiempo a cada región para disfrutarla.

Mi profesora de castellano, nos hizo leer a los grandes poetas de la península: Lorca, Vallejo, Sor Juana Inés de la Cruz, Mio Cid, Cervantes y muchos que fueron inspiración para querer recorrer Andalucía.

Los monumentos moros, las enormes iglesias que se levantaron con sangre y el “Oro de América para Gloria de Dios” y que te parecen una afrenta a los Mayas y Aztecas, y por supuesto a Dios. Pero… hay tanto arte y lugares bellos que faltan días y horas para ver y admirar la mano del hombre frente a esa maravilla llamada “Tierra Calé”.

Uno de los paseos que dejan una huella en el espíritu son los patios de las casas andaluzas. Las paredes cubiertas con tiestos cargados de flores multicolores bajo un sol radiante y fuerte, mientras salen de los ventanales con rejas herradas a mano, unos perfumes de arroces y mariscos, unas cazuelas de pescado fresco y verduras, que iluminan los ojos de los paseantes. Los mesones de madera añosos, con alegres manteles a cuadros rojo y blanco, con vajillas de colores, y algunas hechas por las manos artísticas de ceramistas y alfareros, que guardan una profunda historia ancestral, son las que esperan en pequeñas posadas para comer los transeúntes y pasajeros.

A la noche fuimos a un famoso tablao Gitano. ¡Gran fiesta de “bailaores” y “Majas” con sus vestidos de volantes y colas que mueven al son de las palmas y zapateo rítmico! Comimos una “paella digna de un príncipe” y regamos con un buen vino Riojano Español. Una noche alegre con una multitud de turistas del mundo que buscamos encontrar el núcleo de la historia de ese pueblo.

En Sevilla, conocí, la famosa Virgen de la Macarena. ¡Una belleza! Si la miras de un lado, llora con lágrimas de cristal sobre la porcelana y si la miras del lado opuesto, te sonríe invitándote a mar a su Hijo. Vi los Pasos de Semana Santa sobre un costado del ingreso al enorme templo sevillano. También paseé por el parque cuyas mayólicas fabricadas a mano, te enlazan con los artesanos moriscos. Allí, se conocieron Máxima, la reina de Holanda con el hoy Rey, y dicen que es un lugar donde se unen extrañamente las parejas más célebres del mundo. ¡Viva el Amor!

Si caminaba por ciertas calles, recordaba los poemas de García Lorca; imaginaba su figura hermosa, porque lo era buscando un café o bar donde sentarse a escribir o dibujar. Sentí que fue una tristeza su muerte, nos privó de uno de los más exquisitos poetas. ¡Poeta del Cante Jondo! Esos cantares que hoy los juglares han puesto música como a Machado y que los jóvenes no han conocido en profundo.

Una España que pasó por una guerra tan triste y dolorosa, por ser entre hermanos. Donde muchos cayeron bajo las balas y en los frentes de las casa hay enormes placas de bronce con sus nombres. Hoy es una España pujante y de una diversidad étnica increíble. Pero por doquier se ve la fuerza de los moros en su arte.

La alambra con su patio de los tigres o leones, desde donde se observa toda la ciudad, en sus balcones. Los techos de tejas musleras y los campanarios de cientos de iglesias.

En una calle “medieval” de Granada, caminábamos buscando una taberna donde se comían exquisitas tapas y de pronto, vimos venir por entre los empedrados un hombre con su burro, enjoyado de cascabeles y pompones de colores. Iba cantando el señor a viva voz una canción en un español que no entendí mucho, pero sus alforjas, tenían frutos secos y manzanas que brillaban con el sol. ¡Su alegría era prodigiosa”! Y su ropa, de traje típico, nos dejó boquiabiertas, Nos saludó sacándose un sombrero negro y su cabeza lucía un pañuelo rojo para el sudor  que le provocaba el calor ambiente. Me quedé arrobada. Era un “Platero y Yo” en vivo. Un cuadro de belleza, que él, llevaba con la galanura de un “señorito cabal” y siguió su camino con el tintineo de los cascabeles hasta que se perdió tras un muro lleno de geranios multicolores en flor, cuyo perfume enarbolaban su condición de fiesta popular. Seguimos caminando hasta llegar a la taberna donde comí el más exquisito pulpo en aceite de oliva, de toda mi vida. Andariega, me fui metiendo en algunas plazoletas, viendo las mayólicas con el color mudéjar azul, grana y amarillo, que brillaban con la luz infinita de sus rincones. En toda Málaga, transité catedrales y palacios, donde se guardan antiguos escritos de la historia de América y de Europa. Los pies listos y cansados, el alma pletórica de ver la Vida y su Belleza.

¡Es hermosa Andalucía, es muy bella!

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