¿Qué pasó el día
aquel?
Mi cuerpo echó
las anclas
el arrecife se
contagió de mis sudores pestilentes
agrio mi aliento
desplazó la lengua por tu piel morena
no hubo
respuestas
sólo silencio
mis manos áridas
compitieron en rasguñar tu frente
no hubo
respuestas
sólo miradas
torvas, ira
mis uñas
afiladas trataron de imprimir
el nombre de una
Venus-Afrodita en el añil de la niña de
tus ojos
sólo silencio
invadió el valle estéril de mis senos
la grieta fértil
de mis piernas se secó en palabras
agrestes
semicírculos que no rompían el estigma
de la muerte. No
hubo sueños.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario