lunes, 24 de julio de 2017

DE TRANSVIVIENDO


Me pregunto

 

¿Dónde quedó el jolgorio de piernas movedizas, y

el sonido granate del viento que eternizaba

los álamos dorados?

 Una muchedumbre ruidosa

deslizaba su ira.

Ayer con la horquilla o el tridente

dominaron las raíces

se cortó el aire cálido del alma con un cordón de plata

floreció en llovizna de palabras de odio

que pronunciaron los fantasmas ciudadanos.

Nadie queda en la calle solitaria.

Un panfleto, una bandera

una esquina sin nombre en el desierto

pasiones.

Nadie, no quedó nadie.

Sin embargo somos prisioneros de los sueños

derrotados.

 

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