Parada allí sola, mirando los adoquines de la calle,
grises y maltratados...como los hombres tristes,
que
los labraron en piedra.
Parada
allí entre el cordón pétreo que talló el picapedrero,
y
la basura.
Y
las tapas de hierro, fundiendo el rencor ,
de
la violencia; que llevan a las oscuras
entrañas
de las calles,
los
desagües.
¡Espíritu
de armas requisadas, que fueron la entrada
a
algún infierno!
¡Y
hoy son excusa de la vergüenza!
Calles de mi ciudad perdida,
algunas
bellas,
otras
, como argumentos de la muerte.
Parada
allí entre las bambalinas,
de
un ballet del Colón,
o
de un café de espejos biselados,
donde
duermen los duendes,
y
en la noche, un gallego,
con
un mantel doblado en la cintura,
lava
el damero triste de tus pisos,
ajedrez
de embusteros y aventuras.
Parada
allí en el micro...
mientras
leo a "Manucho",
y
me observa la gente,curiosa,
indiferente,
porque lloro o me río.
Doblamos
en la esquina triste
y
de repente...encuentro el "obelisco",
encuentro
muchedumbres, mudas,
apasionadas,
algo dementes.
Loca,
parada allí me quedo,
buscando
en el recuerdo :...
la
ternura,
de
tus calles hermosas, de tus jardines,
y
de la espléndida música...¡ tus tangos !.
¡
Adiós ciudad de Buenos Aires !.
Me
despido.
Comienzo
a transitar por otras calles.
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