GRAMÓFONO
No me gusta tu nombre, Morocha. No me gusta tu rostro. No me
gusta tu sombra. Por eso te echaré de la suave hendidura de este disco de pasta
que cuenta la historia de tu vida y mi traición.
Te miro y el sombrero de fieltro me arrima al barrio cercano
al Abasto, donde el organito ríe y canta con lágrimas los idilios perdidos y
olvidados por los dos.
Por eso levanto la púa del gramófono y busco en la luna del
espejo de aquel boliche a esa Morocha que miraba con la boca sedienta de besos
y placer. Yo era el hombre del sombrero que reflejaba un amor perdido en el
silencio del espejo. Me fui con la rubia y me dejó. Ahora busco tu cuerpo y tu
alma. Llora tu tacón en la vereda donde a veces pasa un gato negro y te soba
con su suave piel la pierna. No me esperes Morocha, me desdibujé en una milonga
en el callejón.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario