miércoles, 14 de marzo de 2018

UN POEMA CON REFLEXIÓN




Silencio. Encuentro y gozo de lo pequeño
                        de la belleza de la vida que me asombra.
Replanteo de ayer, de hoy , aunque el dolor me
Arranque del costado una espina           no estoy sola.
Conmigo está la espiga madura, las dulces vides calientes.
Es verano. Un perfume de pan dorado en la mesa,
una copa de sidra en el mantel de hilo, un muérdago azulado
velas chorreando ilusión y espera, una campana.
Y entonces... el milagro. La familia. El pesebre.
Una luz penetra en el pórtico, es Él que penetra en nuestra casa.
O eres tú, padre, que regresas de la noche,
para llenar la casa con aromas de cielo. ¡Qué misterio la vida !
Que misterio. Pero ahora penetro el silencio, cambio
la lumbre de la tarde por la lámpara quieta de mañana.
No hay tiempo en el solsticio de verano para trepar al cielo.
Silencio. Una mirada con nube se perfila en el poniente.
Y la luna, la trágica, me apaña en su celeste rostro de mitómana
señora de la nada, adiós, me dice y retrocedo al ayer.
Sigo contemplando los recuerdos dormidos,
la belleza... la vida. Padre. ¡ Qué misterio tu suerte !
Qué misterio.


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