Ahora, sola en plena soledad de mi silencio
alojando en el mundo desprovisto de enjambres
miel y sueños
un charco de amapolas sangrientas
sobre mi cuerpo empobrecido de caricias
descolgando un velo de soledad infinita
quedo.
Tengo
una mancha de espinas clavadas en el cuello
y las manos vacías
silencio
me espera un susurro de viento
un mar calmo
un sábado al crepúsculo
los pájaros
nieve en el cielo azul a la distancia
agorerías y promesas
estoy coronada de cielo en flacas nubes de tormenta.
Espero, ¿cuánto puedo esperar?
¿ cuánto?
La piel, mi pobre piel
descolorida por las sombras
anuncia el duelo.
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