lunes, 3 de julio de 2023

RUTA HACIA EL FUTURO Y LA NIEBLA


 

            Siento las piernas livianas. Corro para trepar a mi avión. ¡Soy feliz, por fin podré demostrar todo lo que he aprendido en mi entrenamiento!       

                        La cabina tiene un tamaño cada vez más estrecho a pesar de los años en que aprendí, practiqué y subí para hacer las maniobras de rutina. La orden fue súbita...

                        -" Tenemos un enfrentamiento con un enemigo claro"- "Hemos tomado las Islas después de cientos de años " - " Nos espera un desafío irracional"...- Y yo en mi A 4C, ágil y raudo hacia el sur con mi soledad. Mi juventud a flor de piel como una sazón y lustre épico. El ruido ensordecedor de los motores y el viento pegando en las alas y en el fuselaje. ¡Ahora tengo misiles que me protegen!, pienso mientras aprieto con mis manos el costado de las piernas donde sobresalen los elementos de supervivencia...- Si me eyecto los necesitaré- , pero siento un ruido ensordecedor...el plexiglás está tremolando como la montura briosa de un caballo desbocado. Tiemblo. Tiembla. Tengo miedo y transpiro a pesar de que afuera hacen diecisiete grados bajo cero y acá en la pequeña cabina deben hacer más de doscientos grados. Es como en un desierto, hace un calor insoportable, hace frío intenso y yo ya no siento nada más que el silbido agudo del viento entre los alerones, la tobera y las alas...y el aullido grotesco de la carlinga de plástico que sigue trepidando. Miro afuera de mi tumba de metal... ¿Por qué veo las nubes sombrías que me aprietan, me ahogan, me separan del mundo exterior? Son nubarrones oscuros y premonitorios y agoreros, entre ellos...- ¡No puede ser!- Sí, ¿allí veo a Roberto, mi hermano gemelo?

                          Y... ¿en una tanqueta por entre las nubes? ¿Imposible que él se mueva así entre nubes si soy yo el que vuela en un avión de caza? ¡Y ahora  me hace señas con su mano en alto! ¿Qué me quiere decir? ¡No le entiendo! Voy a girar sobre el ala derecha para verlo mejor y...-¡No, entre el infierno nuboso emerge un "Sea Arrier" enemigo...veo la estela del misil, la veo!-  Aprieto el botón rojo dos veces..., ahí van, ven malditos como salen airosos los dos misiles plateados como aves de invierno. Siento el fogonazo. Veo la estela de fuego casi dentro de mi cerebro y  siento el tremendo estruendo y el golpe en el fuselaje. Me vuelvo y la cabeza me golpea y atruena en mi pecho y veo como el avión comienza a desintegrarse mientras yo me eyecto. Los casi novecientos kilómetros por hora estallan en mi pecho.

                         ¡He perdido el casco y mis guantes y mi reloj y mis antiparras y mi manguera de oxígeno! Todo. Perdí todo.

                          -¡Roberto, hermano, estoy gritando, ayúdame que tengo mucho frío!- pienso- ¡Gracias a Dios tu tanqueta está preparada para socorrerme! – Él, otra vez, no entiendo lo que dice:

                         - ¡Manfredo, hermano, corre que atrás hay otro misil del enemigo!- y trato de correr y siento pesadas las piernas con tantas correas del asiento eyectable y el paracaídas que me lleva lentamente hacia la tierra, y el frío terrible y el dolor atroz en las manos y en las piernas. Ya no siento la cabeza. Seguro que mi gemelo me ayudará. Sus compañeros, en cuanto llegue a tierra, me van a recoger y abrigarán. Entonces todo estará bien. Ya veremos. Cierto, ya veremos...

Allá entre las suaves colinas de húmeda turba encontraré sus brazos. Mi hermano me vuelve a hacer señas que no entiendo. ¿Entre las nubes? Me vuelvo, no puede ser... ¿mi avión estrellado entre unas rocas? ¿ fuego y un estampido?...y estas correas que no me dejan separar de mi asiento y me desprendo y camino sobre el agua y saludo a los jóvenes soldados sin piernas, sin cabezas, sin rostros, sin manos, sin nombre y me sorprendo porque no lo encuentro...¡No encuentro a Roberto, mi gemelo en su tanqueta!-¿Por qué?- Allá escucho a gente que vocifera..."Argentina..., Argentina...Argentina..." y el obelisco y mamá con una enorme bandera que se agita y mi padre entre millones de personas que cantan el Himno, y siento que ya no tengo ni mis pies ni mis manos ni mi avión ni mi orgullo ni mi frente ni oyen que los llamo.¿Dónde estoy?  ¡No puede ser!

            -¡Atento Manfredo, atento, sobrevuele el objetivo!-, y ahora, ¿por qué?...siento la voz urgente de mi guía derecho, me urge apretar el botón rojo... ¡No lo puedo encontrar!  ¿Dónde están mis manos?

            -¡Manfredo atento a su derecha avión enemigo!-estoy escuchando la voz clara de Gustavo P.J. y veo el fuego del misil y maniobro en escapada hacia la izquierda y veo fuego por todos lados y el calor agobiante. Y el ruido ensordecedor, y más calor. Explota el avión de mi guía. No veo...no veo nada. Silencio. Soledad. Muerte.

                                   Ahora...

            Camino sobre las aguas. Por las colinas de turberas, ya nadie me responde.

            "ARGENTINA...ARGENTINA......ARGENTINA......ARGENTINA.....argentina......argentina........argen..........arg...........ah...........ay... ¡Ay...Patria Mía....!”

                                              

                                                          

 

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