Fue terrible el griterío cuando Lorena entró con la ropa
desgarrada y el cabello revuelto. La anciana que la crió desde el nacimiento
lloraba pensando lo peor. Y su padre al tratar de acercarse volteó la silla que
pareció estallar en el comedor. Hasta el cachorro ladraba y saltaba como
endemoniado. La muchacha se tiró en un sillón y comenzó a gimotear.
-Lo conocí por Internet y me pareció un chico normal; llegó
impecable a la confitería y tras él, un grupo de amigos que comenzaron a
molestarnos. Eran como cinco o seis.- comenzó a llorar. -No me hicieron nada,
gracias al camarero que vino a preguntar qué queríamos beber o comer. Cuando
nos dio la espalda la cara de todos se fue transformando en máscaras
demoníacas. Yo chillaba y a ellos les crecían unos enormes dientes y los ojos
inyectados en sangre se acercaban a mi rostro como para comerme. El joven
volteó y al verlos les tiró con el café hirviente. Yo salí corriendo y me subí
al primer taxi que vi pasar. Desde adentro pude ver como desgarraban al pobre
mozo y le comían brazos, rostro y partes del cuerpo. Me salvé por un milagro.
Lorena se aleja hacia su habitación y murmura… menos mal que
se creen cualquier cosa. Si no me escapo me violan esos pelmazos de quinto año
del colegio. Mañana hablo con la preceptora. Espero los echen de la escuela.
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