EL INTENDENTE
DEL SUR, Y SUS MUCHACHAS
—¡Señora Verónica! ¡Llama el intendente de Malargüe, quiere hablar
urgente con usted! —exclama la secretaria que busca a su jefe por los pasillos
de Cultura—. Acá le paso el teléfono, señor.
—Verónica, te aviso con tiempo que mi departamento, este año no
participa de la Fiesta
Grande de Vendimia. Tengo tan sólo tres muchachas. Son chicas
muy ¿cómo decirte?, muy rústicas, no digo que sean feas, pero nunca podrán
competir con las candidatas de otros departamentos y no merecemos hacer un
papelón nacional —la voz, sofocada y dolida, hace pensar en tres verdaderas
brujas—.Perdoname que te exprese con sinceridad esto, pero es verdad. Malargüe
no va a participar este año!
—¡Pero, mi querido Gustavo, no puedo
aceptar una explicación de esta naturaleza, a esta altura del año! ¡Tu
departamento tiene tanto crecimiento turístico, es fenomenal la cantidad de
gente que viaja de todo el mundo para disfrutar de la calidez de ese rincón
maravilloso! ¡Malargüe es un lugar de ensueño! Ya buscaremos una solución. Te
llamo en media hora, más o menos —y, colgando, dice:
—¡Carina, comunicate con Loló y su gente! Es
indispensable que vengan, deciles que en media hora los quiero acá. Si él no
nos saca de este embrollo, no lo logra nadie.
Una puerta se abre y aparece Loló
con su grupo. Él, vestido con pantalón negro, blusa dorada, zapatos de tacón
charolado, cabello punzó y una decena de anillos de brillantes en sus
regordetas manos femeninas, hace su aparición. Lo rodean Chucho el peinador de
Canal 20, Coqui el modisto de las vedettes de Maxine Gay, Rulo el maquillador
de novias y quinceañeras y Carli generador de modales histriónicos por “ceremonial y protocolo social” de varias
municipalidades. Abrazos, besos, mimos y al grano:
—Loló, necesito que viajen a Malargüe
a resolver un problema. Deben traer tres diosas en seis semanas. De lo
contrario, todo el trabajo del año se perderá por un descuido. Es decir, por un
puñado de chicas que nos hace falta y eres el único que puede salvarnos. ¡Te lo
ruego!
—¡No, no y no, yo por esos parajes lejanos no me muevo! ¡Y los
chicos tampoco! ¿Crees que a mi edad, puedo ir así como así al campo?
Se mira con el grupo de asistentes y un mohín, que realizan sus
labios con colágeno le otorgan un gesto risueño, reparte besitos y:
—¡Bueno!, ¿cuándo salimos, mi preciosa y en qué carromato me
envías con mis ángeles?
El rostro de Verónica trasmuta del pálido claro al rojo carmesí:
—Se van dentro de una hora. Y les aviso que les pagaremos muy
bien. Además los nombraremos en los programas, serán las “estrellas” de la noche, salvando a las candidatas al cetro máximo.
Únicamente ustedes, pueden hacer prodigios. Ahora vayan a buscar milagros, y en
una hora les mando mi camioneta 4 x 4, para que sean más felices en el viaje.
¿Qué otro chiche quieren picarones?
Todos ríen traviesos.
El hotel de cinco estrellas espera ansioso a Loló y su gente. El
intendente ajusta horarios y entrevistas para recibir a los “soberbios
artistas” que le traerán la solución al problema.
Tres muchachas de buen porte, pero deslucidas y toscas, esperan desplomadas
en los sillones en el hall del hotel. Cuando Loló se acerca, casi cae
desmayado. ¿Cómo puede transformar a esas vulgares niñas en reinas? El trabajo
será arduo y en su interior duda de lograrlo. Pasadas las semanas de
desenfrenado esfuerzo, retornan a la ciudad.
Dentro de los vestidores, corren los estilistas y los
maquilladores para transformar a las candidatas al trono de Vendimia Nacional.
A la Reina de
Tunuyán le ha desaparecido una sandalia, a la candidata de Luján le han
quebrado el tacón de su zapato, una venganza porque es muy simpática. A otra
muchacha le han rociado el pelo con pintura azul en aerosol, cambiando la laca
del peinado,
El clima es de una verdadera guerra
solapada. Ya está declarada y cada una de las jóvenes saca sus armas secretas.
Faldas cortadas con tijeras, aros de pedrería artificial que no brilla,
empujones y cada equipo tratando de pelear su lugar en el reducido espacio
debajo del gran plató. Loló, con grititos histéricos, da órdenes a cada uno de
sus asistentes. La chica está fantástica, pero el grupo no sabe si conseguirá
el cetro para su protegida del departamento.
¡Bienvenidos al Teatro
Frank Romero Day! ¡Buenas noches Mendoza, Argentina y el Mundo! ¡Desde aquí,
Vendimia 2013 para llegar por TV e Internet a todo el globo!
La voz del periodista, truena en el altavoz. Las luces giran como
los rayos del sol entre la muchedumbre que se regodea con la fiesta más
esperada del año. Treinta mil personas agitan pañuelos celestes y blancos en
las gradas. Los turistas brindan con vino y están eufóricos.
¡Damos la bienvenida a
las jóvenes candidatas de los departamentos de Mendoza! Todas hermosas.
Imaginamos que ya tiene una candidata elegida por su corazón y su belleza”. Pancartas con nombres y foto de hermosas jóvenes de diferentes
departamentos, se agitan entre la muchedumbre. ¡Queremos oír un nombre. Queremos adivinar quién se llevará esta noche
el cetro, la capa y la corona vendimial! ¿Vamos a ver? Repitan conmigo, si.
¿Puede ser Maipú? ¿San Martín? ¡Todas bellas muchachas, pero escucho Malargüe!
La gente grita: ¡Malargüe! ¡
Malargüe! ¡Malargüe!.
Loló, Coqui, Chucho, Carli y Rulo corren detrás de una “Diosa” con
rasgos indígenas que recuerda a la actriz Devorah Page. Con enormes ojos
verdes, cabello negro que cae por la cintura, marcando un talle de bailarina,
se mueve con la gracia de un delfín sobre altos tacones, con una capa azul
mediterráneo y un vestido de lamé plateado. Las otras muchachas la miran con
asombro. ¡Este año, Malargüe trajo a una diosa extraída del Olimpo Griego! ¿Quién ganará?
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