Transgredamos
dijo la memoria escondiéndose
en la penumbra
de los besos calientes y
nació nuestra
flor de sépalos de azúcar
con brazos de
color gozoso y manos de sombrilla de papel
pintando el
cielo con pequeñas nubes de juguete
donde cientos de
barriletes juegan
buscándose para
rozarse con caricias de placeres luminosos.
Proclamemos el
amor de los nuevos brotes del árbol que creció
junto al brocal
de nuestro vergel austero,
mostremos
con lámparas de
cera que vaguen en el mar azul
linternas de gelatina
brillante que renueven las sombras
con sus gritos
de luz, que se desplacen por los mares
vociferando que aun hay sueños.
¡ Lleguen
lejos!, diremos, y, ellos contestarán que están
en medio del
universo de los besos nuestros besos.
Oportuno el
abrazo en la instancia del regreso
en la caminata
astral del amor transitado en décadas
bajo la farola de promesas tangibles.
Ese que eres tú
allí tan quieto y esa
inquieta
catarata de frutos que soy yo en el milagro
de completar el
cuadro de la vida.
Uvas damascos
quiero en mi regazo genital tardío.
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