lunes, 27 de febrero de 2023

¿Dónde quedó mi árbol de hojas perfumadas?


Un arpa de nácar arrancando el eco de bosque mañanero

se perdió en mi montaña.

esa que hoy es jaula de barrotes de acero. Barrotes de besos.

En su vientre de piedra se cobijan mis sueños,

se desgranan latidos.

Mi lago de guijarros son el áspero soporte

de la piel de mis entrañas tan heridas.

Sonríen pasajeros los labios de madera

Aprietan mis senos. Alguien, sólo alguien.

Mis manos sangrantes se mueven lentamente buscando

una caricia. Pero

llega un frío de abandono con su largo capote helado y

el fuego huye con sus ojos milenarios

hasta la cumbre errante de la vieja montaña.

Está amaneciendo, hoy...

No tengo huída.

 


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