viernes, 3 de febrero de 2023

EL FAMOSO ACTOR


 

                                 ¡Sano está, Betsy, aún vivo, aunque con permanente tratamiento psicológico! Luego el regreso al infierno. Ella se fue al campo con los chicos; le solía llegar con estrellitas de televisión, modelos y hasta campeones internacionales. Le traía como siempre dinero a caudales y joyas...en fin los autos eran modernos y ágiles.

                                  Partía, dejando la rara sensación de un tornado, donde los rayos de sol atravesados de oro...y fulgor marcaban de olor a perfumes francés que atrapaban el olor nauseabundo al hashid o el opio. Hace unos  días la golpeó la noticia que vino a su tranquilidad como el volcán ardiente del horror.”El playboy, había matado con su Ferrari una familia de cinco personas”. La policía cuando llegó sorprendió al hombre con una despampanante travesti, totalmente dormidos por la dosis...

                                 ¡Ahora lloras y gimes como un animal acorralado entre el lujo, la lujuria y la caída, que será aún más dolorosa!

                                  “Recuerda que Dios no ha muerto”, como tu sueles decir a viva voz cuando en medio del glamour de tu fama, de los flashes, de fotógrafos y paparazzi, la lluvia  de billetes que trae y lleva el uso y tráfico de drogas, vociferas como llamando a los dioses...y al destino. Pensó.

                                   Cerró la puerta  del automóvil y se quedó llorando. ¡Al final lo habían condenado! No bastó todo lo que les habían pagado a los abogados penalistas. Un enjambre hambriento de flashes y micrófonos; seis cuervos los había rodeado como una gelatina ácida y pringosa. ¡Culpable! ¿El más notable de los medios para lograr la representación de los famosos? El, con su aplomo de modelo de pasarela, que atraía como luz a las, mariposas del yetset, esas muchachas (cada vez más jóvenes) que con cuerpo de vestales y caras de muñecas de porcelana, se abrazaban a su fama y su dinero. Ahora preso en la  cárcel... ¿Con los presos comunes? No lo soportará, pensó y se tocó los anillos de esmeraldas y brillantes que le habían regalado cuándo les nació la    primera  hija. Recordó a esa pequeña... había nacido discapacitada y a las pocas horas había muerto. El médico sentenció... “Es por el uso de cocaína, efedrina y heroína, que la bebé  nació sin cerebro...” Lloró mucho, pero adoraba a ese hombre que la  llenaba  de joyas, pieles, fiestas y viajes a lugares de ensueño. Es cierto pensó, secándose unas lágrimas de plomo derretido que le caían heladas por la cara agrietada por la  angustia, muchas veces tuvo que huir de los golpes cuando él, estaba ido. Luego vino un descanso. Fue cuando lo denunciaron por primera vez, había violado a una menor y el no recordaba nada. El juez ordenó su internación. Vinieron algunos años hermosos. Nacieron los dos hijos sanos.

                                         El coche se deslizaba por la gran avenida. Iría a buscar al hombre con más poder del país, que sería quien los ayudaría en este momento. Sí, seguro que la recibiría como siempre en el salón azul-dorado. Seguro que tomaría el teléfono y con dos o tres palabras al juez, quedaría internado en una clínica por demás conocida; sí, seguro que los medios suavizarían la agria historia... con suerte y el dinero, siempre habían comprado tanta gente.

                                           Ya se acercaba el automóvil a la gran casa..., le llamó la atención el poco movimiento y el silencio. Paró el chofer y se les acercó un hombre de vigilancia. Lentamente bajó el vidrio de la ventanilla. El uniformado se acercó luego de hablar por radio.

                                           ¡Lo siento señora, el presidente, no la puede recibir... y ruega que no lo importune!

                                            ¡Arranque, vamos... miró hacia el cielo y vio un sol, anaranjado y rojo sangre! Y vio un sol, que se ocultaba ostentosamente entre las nubes... ¡Dios se ha despertado, pensó!

                                          ¡Ahora tendrá que ocurrir un milagro... cerró la ventanilla, también los ojos y comenzó a rezar!

 

 

 

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