Ya no
quedan acasos para compartir,
Te has
quedado dormido.
Ya no hay
espinas a destajo
Armando un
arquetipo de color en tu mano.
No nos
queda el aliento de canela o vainilla
Hay un
tango que en el piano suena a despojo
Transformando
la esquina del farol
En bravos
compadritos al margen
Del río en
tu orilla estricta y lejana.
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