Si yo
fuera…
una almeja,
un simple reptil o un ángel de esplendor;
luminosa en
la esfera de quién sabe qué planeta.
Tal es la
incertidumbre que admito en mi pobreza,
el espíritu
noble de la duda sin nombre.
La luz que
imponga
a buscarme
en la noche del cercano horizonte.
Y estoy
sola, muy sola. Como ave solitaria.
Qué bello sería escuchar los gracejos de
antaño,
Sin
reproches eternos, ni palabras sombrías.
Reclamo las
prisiones impuestas a mi vida,
la vida cotidiana,
simple vida de sol amanecido.
Hubo noches
quejumbrosas y destierro de besos.
Hubo muchos
silencios y copas de vino derramadas
sobre
manteles blancos de fiestas sin campanas.
Hubo muchos
momentos de pláticas perdidas
donde la
lluvia caía sobre mi rostro vivo.
Hubo luces
y fuego, hubo nieve y brisa, sobre el lecho
y nadie
puede decir, que no fue consentido.
Si yo fuera
más frágil, más mujer o más niña,
hoy sería una fiesta de abrazos y risas.
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