¡ Mi Sur, aunque lo niegue !
Yo, sangre gringa, aferrada a mi Cruz
desperdiciando latines y filósofos ignotos;
observo la piel indígena, sus manos desgarradas.
La sangre desplomada entre las piedras.
Quilates de pisadas olvidadas en yerbatales perdidos.
Guaquerías despobladas, muertas. Dioses robados de las
tumbas viejas.
A veces y sólo a veces busco la esperanza.
No hay esperanza. Mi Sur se desdibuja.
Yo, entonces...
A veces miro mi pecho con el Sur incrustado en lágrimas
de oro.
Oro que cuelga del algún altar ibérico notable.
Mi Sur que sangra y desparrama
en ríos de inagotable pobreza su herencia triste.
Cierro los ojos, nada altera la soledad,
nada quiebra lo inevitable. La muerte acecha.
A veces y sólo a veces pregono la injusticia...
no por hacerlo cambia el destino de mi pueblo.
Cae igual el lodo entre las flores,
el sol madura los trigales y el pan...
apenas alcanza para todos. ¡Ay... mi hermoso Sur!
Que muere cada día con abundancia de traición almibarada.
Yo, entonces me asomo a sus heridas con palabras
que despierten el palpitar rugiente de mi ira.
Ya no me queda tiempo, es cierto...
pero estiro la cuerda de mi arco buscando el horizonte
con la flecha.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario