9 de
julio de 1816 – año 2016.
Decir
Libertad e Independencia hoy es tan actual y vigente como lo fuera en 1816,
cuando el mundo clama por la seriedad y el compromiso moral de sus dirigentes.
Nuestra patria entonces, tenía la necesidad de unirse y tener una clara
identidad como país. La madre patria, estaba lejos, con graves divergencias
internas y agravada por las guerras con potencias extranjeras, que asolaban las
costas del Río de la Plata
en busca de puertos libres para ingresar esclavos, extraer materias primas y
riquezas de toda índole. Como toda potencia, España, en su época trataba de no
dejar las colonias en manos de sus habitantes, pero un puñado de criollos
heroicos, seguían sesionando en espacios privados y públicos instigando a un
despertar de conciencia para lograr ese momento pleno que fue el Congreso de
Tucumán. A la distancia en el tiempo, nos sorprende tamaña empresa. Hoy nuestro
territorio es extenso, tanto que con modernos medios de transporte se tarda
largas horas en atravesar su vasta superficie, cuanto más difícil sería en
ciento ochenta y nueve años atrás, sin medios de comunicación, con espacios de
tierra deshabitada o con los naturales que en su mayoría eran hostiles a los
viajeros..., con prolongadas jornadas en vehículos arrastrados por caballos o
simplemente galopando en huellas polvorientas en busca de esa ciudad incrustada
entre sierras y desiertos. ¡Qué hombría y pasión por ideales libertarios!
¿Llegamos a entender la magnitud de sus sueños?
¿Nuestros niños
hoy viven en sus corazones el fuego que entraña el verdadero Amor por esta
Patria llamada Argentina? ¿Y nuestros adultos? ¿Hoy vivimos la emoción de
Sentirnos Argentinos, no sólo cuando un equipo de fútbol, gana un mundial, sino
en cada jornada de trabajo, en cada día que vemos izar o arriar la bandera? Qué
desproporción gritarnos reproches por errores del pasado sin afrontar con
energía el futuro, agradeciendo por la tierra que nos tocó laborear, cuando
vivimos en democracia, cuando aún existe la educación igualitaria, gratuita y
pública. ¡Qué desmemoria de la historia!
Hoy nos hemos convocado con un espíritu
optimista, buscando enfatizar a esos hombres que no retrocedieron ante ninguna
dificultad para dar un paso tan heroico en Tucumán en 1816, no nos queda sino
afrontar el compromiso moral y ético de imitarlos. A nosotros los adultos, es
obligación darles a los niños ejemplos diarios de verdadero patriotismo,
luchando por mejorar la democracia, a las instituciones que son el sostén de la
patria, sentirnos orgullosos de ser parte de este país lleno de promesas que
nuestros abuelos levantaron con trabajo verdadero y llevando de la mano a sus
hijos a la escuela para que hablaran un idioma común: el de la Patria argentina.
A nuestros niños..., tan solos en esta
desmesurada época de cambios. Son tan frágiles sus bases sociales, tan
cambiantes los mensajes que le abarrotan la mente sin dejarles un espacio para
la crítica constructiva de lo que ven y sienten por los medios de comunicación
masiva, ¿quién sino sus maestras, tratan de apoyar a la familia en este momento
histórico para hacer emerger virtudes en ellos. Nosotros, niños queridos, desde
las aulas trataremos de ser dignas representantes de aquellos criollos que
hicieron la patria, ustedes deben estar atentos para que sientan que vale la
pena ser cada día mejores personas, mejores argentinos que logran cambiar la
historia imitando a los padres de la patria. Poder decir al mundo a voces: Soy
Argentino, poseemos el mejor país del mundo, el más culto, el más justo, el más
moral; sin vergüenza, sin miedo, con orgullo de criollos como aquellos que
dieron la Independencia
y nos asombraron con sus heroísmos.
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