EL BESO
la perfecta
geometría de una estrella.
En el labio
húmedo de risa
una gota agotaba
rocío que brillaba
en su colosal
arquitectura de promesa
y sonó el panal de
no me olvides
con la rígida
ternura del encuentro.
Tocó mi blanda
caja de hábitos y ritos
donde se esconde
mi quizás tal vez
y el sí perenne
dejando allí un
diamante pequeñito
que trasladó su
ingenuo color
de ayeres
olvidados.
Nadie podrá
robarme el sonido de ese instante...
allí estará ayer,
hoy y mañana
componiendo
la sinfonía
potente de saberme amada.
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