Y
vimos tomados de la mano...
el sol penetrando agujas de oro
en los ojos
asombrados de la tarde
manifestando
amor que atravesó el pálido tiempo
del encuentro en
la pradera
suave oleaje de
estridente reflejos amarillos
sol cautivo
conductor
atareado de recuerdos
que nos
trajo empujando el sortilegio
la mirada
constante del asombro
dando brincos en
el tráfago de incienso permanente
de tu cielo.
Duende insólito
y ligero
caminante de
lejanos meridianos
donde duerme tu
figura y tu recuerdo
están mis
sueños.
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