En el verde
destello de la tarde
Con las palmas
sedientas de ternura
Buscamos la
caricia que huye lenta
Y descansamos la
mirada en la penumbra.
No habrá clamor
en la contienda
El hombre
escapará sin esperanza
Dejando un
centenar de historias y leyendas
Esperando
descubrir lo que no alcanza
A comprender del
mundo que lo atrapa
Sojuzgándolo sin
piedad con la tutela
De titanes
despiadados y tiranos
Amantes de la
mediocridad y las disputas.
¡Entonces, cómo
serían tus caricias?
Aves ligeras que
depredan y abandonan.
O plagios de
caricias cavernarias.
El hombre
mutando amor por horror
Desmorona el
amor y la ternura.
Mata a lo que
más dice querer con euforia
Deja sangrando
la mirada huidiza de quien ama.
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