Bellas, sensibles, luchadoras
Atareadas en su lucha desigual, por
la arena que cubre sus hogares.
Con las manos escaldadas con el
fuego de su fragua elemental.
Tras sus velos, sus tiendas y sus
hogares
como flores del desierto caminando
juntas van,
de la mano de sus hijos y El Corán
orando silenciosas.
Las valientes mujeres del desierto
nunca huyen del deber,
son como el sol que cada día cae a
pleno en la tierra,
como el viento que murmura entre las
dunas,
como palmas de acero, de vertientes
que arrecian con la luna.
Son mujeres que defienden su
palabra, su cultura y su hogar.
Las vi en las Medinas cual palomas
asombradas,
compartiendo sus tejidos hechos al
telar, presumiendo
la bondad de los colores, recelando
por la bella calidad.
¡AY, mujeres, libertarias en sus
sueños de igualdad!
No se alejen de la historia de su
pueblo, el valor y la virtud
que trasciende en otras tierras, tan
lejanas como ésta tierra mía.
Sus plegarias son murmullos que
escuchamos desde el orbe estelar.
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