La comadreja corrió por la orilla del
arroyo Piráe y buscó al aguará guazú que se escondía del hombre para
sobrevivir. No la veía por ningún lado hasta que se subió a una elevación del
terreno. Avistó al oso hormiguero y le gritó la consigna. – ¡Reunión en el
claro del monte ¡ - El sonido de su chillido se oyó en toda la zona.
Emergieron cabezas de varios animales: el tatú carreta, el lobito de río,
vizcachas de varios colores, algunos guasunchos o cervatillos, carpinchos curiosos
y hasta una yacaniná ñata. Las aves volaron en todas direcciones para llevar el
mensaje. El gato del monte necesitaba urgente una reunión en forma rápida. Los
guacamayos ruidosos se elevaron en vuelos veloces entre los altos árboles de la
selva. Todos tenían que venir nadie estaba excluido.
Así se reunieron para declarar que nadie
tenía que salir de la selva para evitar al hombre. - Ellos, son malos y
vienen a destruir nuestro mundo.- dijo el gato manchado, que veía como se
estaba achicando la selva. – Yo les
aconsejo que merodeen sólo si no ven gente extraña, el hombre de la zona, sólo
caza para comer. El otro, ese que viene de lejos, quema y tala los árboles y
mata, por puro placer mata.- Y cada uno de ellos, salió a su madriguera
para comentar con otros animales del bosque.
La noche cayó sobre la espesura y los ruidos de
monos e insectos, atropellaban los matorrales con su sonido amigo. Todos
cuidaban a todos, así se podría seguir viviendo en el bosque
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