Se
quedó quieta, la Carmen ,
abrazada a la cruz de su existencia. Sola. Triste. Sin una lágrima. Sin
sonrisas. Exiliada de su tierra y de su océano increíble. Y allí en el confín
de su vida...una luz de esperanza. Una luz, sí, un sueño; la vida que empuja
hacia adelante.
El
trabajo y la escuela , escaso ambos en su pequeña suerte, marcaron que la Carmen se aferrara a la
vida. A los pocos años perdió su flor chiquita y unas lágrimas agrias y un
dolor innombrable le dejó un soplo en sus pulmones que en un asma perpetuo...le
adormece las noches. La niña se le ha ido y le ha quedado el asma. Trabajo y
agonía por su Iris perdida. El mar la envuelve con sus viejas tormentas y
perpetuos atardeceres con soles imposibles de tanta, tanta belleza.
Al
tiempo sabe que el hombre que la había enamorado era casado y con hijos. Ya no
sueña. Sola otra vez, sin amor, despreciada. ¡ La Carmen !
Pasa
el tiempo y se atreve, atraviesa la inmensa cordillera. Se va con unos
"ché" a trabajar por un tiempo, pero el tiempo la engaña y se va
quedando...quedando hasta ser casi de esa nueva tierra.¿ Extraña ? ¡Claro que
extraña ! El mar, la madre, a la abuela, a esas chicas sencillas, más que amigas,
compañeras. En la hija no piensa. Es una llaga abierta que no deja nunca de
sangrar en su corazón de madre. ¿Soltera? ¿ La acompaño ? Escucha la voz
extraña que le habla desde el portal de un negocio donde ha ido a comprar para
su señora...no mira. Ella quiere quedarse sola. Pasa un año...y está muy
triste. Conoce a una compañera que trabaja en la casa vecina. ¡ Soy boliviana,
paceña, vivo desde hace varios años y no creo que regrese a mi país ! La
muchacha es alegre, vivaracha, simpática...por fin conoce una amiga. Sale los
sábados y domingos con ella. Así conoce al hermano. Boliviano cien por ciento.
¡Machista, laborioso, callado...! La conversa y se casa con un hombre que
apenas conoce.
Comienza
una vida nueva. Tiene, uno tras otro, siete hijos. Cinco machitos, dos
hembras... ¡ Él trabaja en construcción, ella en casas como doméstica ! Le
entregan una casita pequeña en un barrios en las afueras. Barrio de bravos y
pícaros. Sufren pero van creciendo en ese mundo difícil para los inmigrantes
pobres, sin estudios, sin ayuda de sus familias que también tienen muchísimos
problemas. Él ya comenzó a beber fuerte. Le grita, le pega..., la Carmen llora cuando él,
ebrio la echa con los niños a la calle a empellones y la insulta. Cruz y cruces
va juntando esa niña morena. ¿ Por qué Señor me ha tocado una vida tan dura?
Y
viene la primer estocada del destino...le matan a un hijo...para robarle una
campera, las zapatillas, la quincena. Era el hijo que tenía la posibilidad de
jugar en un equipo de primera. ¡ Buen jugador...un virtuoso con los botines y
el cuero ! Llanto que la deja hinchada. El asma la deja casi muerta. La
internan y le piden que se cuide. Su corazón hechos trizas, por dolor y por una
disritmia que aparece en el electro.
Se le
embaraza la nena, y se va con su preñez y eso le agranda la tristeza. Nace una
nieta...y el sol comienza a asomarse en su sonrisa sin dientes. La Carmen tiene apenas
cuarenta años. Y cien por los días sufridos.
Él, sigue con la bebida y los maltratos. ¡ Ahora le toca al Beto! Balas,
patadas y gritos. Casi muerte nuevamente. Se salvó de milagros y perdió la
hijita y la compañera que se enamoró de otro. Ella sigue con más fuerza. Luego
es el Diego, el que tiene problemas. Las juntas. Y abogados, jueces, policía,
asistentes sociales...que vienen en su rescate. Lo rescatan y lo salvan. El
Diego es un buen muchacho. De vuelta a la vida buena. Trabajo, respeto, suerte.
Pero eso no le dura mucho a la chilenita. Se le escapa la otra nena. Los
nietitos ya son siete. Luces de bengala en su cielo sin estrellas. Las cruces
de la Carmen
se acumulan en su pecho. Trabaja la buena hembra, trata de salvar a los más
chicos, los enseña y los protege. Cuidado con los ejemplos del hombre que
tienes en tu hogar y a tu cuidado.
Así
le llega una cruz más pesada... El Beto le cae preso. No sabe qué hacer la
pobre...llora y se desespera. ¡ Carmen !
La Carmen
se detiene abrazada a las cruces de su existencia. ¡ Esperando que amanezca en
la noche de su vida, que una luz de esperanza se le encienda en la mañana... y
pueda algún día conocer esa palabra tan esquiva... "felicidad",
" alegría", " risas" y una vida tranquila.
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