lunes, 21 de septiembre de 2020

ARGENTINA, UN PAÍS INTERMINABLE

Recorrer mi patria es conocer mil paisajes, mil climas y muchos, muchos lugares hermosos. Desde niña, he tenido la enorme suerte de conocer y recorrer mi tierra gaucha. De pequeña mis padres se esforzaban para que conociéramos la capital y ciudades importantes como Rosario, Mar del Plata, Córdoba y provincia cercanas a Mendoza. En San Luis y San Juan se encontraban con amigos de la facultad y nosotros, la familia intercambiábamos juegos con los hijos.

Del viaje a Mar del Plata, cuidad balnearia de moda cuando era pequeña, recuerdo el primer viaje. Mil doscientos kilómetros en un “Chevrolet” modelo 1946, color celeste. Parecía el carromato de un circo. En la parte superior, techo, llevábamos: una sombrilla enorme, dos valijas, una heladera portátil, silletas para la playa y solo faltaba llevar una jaula con el canario. A “Pajarín” lo dejaban a cargo de una vecina. Primero hacíamos noche en Villa Mercedes San Luis, hotel, bañarnos y cenar, a las cinco de la mañana despertar y seguir viaje. Papá era el único que manejaba. Yo entonces con siete años ni soñaba con saber manejar y mis hermanas tampoco. Luego, llegada a Capital federal. Buenos Aires eran dos días por lo menos para que mi padre descansara. Pero mamá aprovechaba para llevarnos a conocer las calles con negocios más famosos. Recuerdo que me llevaba a “Marilú” y a “Harrods”, donde sin mostrar turbación, copiaba los modelos para luego en casa hacernos con su máquina de coser los modelos que más nos gustaban. Comíamos en unos lugares famosos, y mientras papá descansaba buceábamos por tiendas y zapaterías, buscando novedades. ¡Era la gran capital! Mi hermana se deleitaba buscando libros en la enorme cantidad de librerías de calle Corrientes, salía con novelas grandes en texto y tamaño. Yo siempre de la mano de mamá. ¡Cuántos recuerdos! Luego la llegada al mar, y el placer de ver el océano, tan lejano para nosotros. Un mes de vacaciones para regresar con un color dorado y los ojos poblados de novedades para contar a las amigas.

Ya grande se llegaba rápido y se hacía en un solo día en avión. Era otra Mar del Plata, curiosamente, la recuerdo con alegrías y penas. Allí se fueron quedando sueños de adolescente y juveniles.

Con mi esposo recorrí todo el litoral: Entre Ríos, Corrientes, Misiones, Chaco, Formosa y me voy a detener en Misiones. Las Cataratas del Río Iguazú, son una de las maravillas del mundo actual. Dicen que la esposa de un presidente Norte Americano al verlas dijo: ¡Las del Río Niágara son la mitad de bellas que estas! No sé si es verdad, pero son una magnífica belleza natural que Dios nos ha regalado. ¡Son enormes y se ven rodeadas de pequeños animales autóctonos que se preservan con mucho amor. Ver pájaros que atraviesan las aguas que caen con fuerza por las altas paredes y que anidan bajo esa cortina de agua, es un milagro. El hotel Iguazú, es de primera y desde sus grandes ventanales; los de los dormitorios, se ve la Garganta del Diablo, una de las caídas más importantes como si estuviéramos a su lado. ¡Una belleza extra!

De regreso pasando por Corrientes, dormitaba en el automóvil y desperté con un paisaje indescriptible: El Palmar de Colón. En una zona de aguadas y lagunillas; desde donde emergen palmeras y a esa hora, el sol se reflejaba en el agua tiñéndola de rojos y naranjas, los pájaros con cantos diversos y los monos con sus llamados de apareamiento, me asombraron. ¡Un concierto inenarrable de insectos y animalitos que orquestaban una canción de amor a la vida! No voy a olvidarme nunca más.

Por los caminos junto a los anchos y vertiginosos ríos, los pescadores colgaban sus peces recién sacados del espinel, para venderle a los transeúntes a precios mínimos, frescos, algunos en movimientos espasmódicos aun, me dejaban perpleja. ¡Qué exquisitos los “Pacú”, “Surubí”,”Dorados” y varios que desconozco el nombre, por ser nacida al pie de la cordillera, donde se pesca sólo peces de ríos torrentosos y aguas heladas, deleito!

¡Qué grande es mi país! Podría llenar libros con los lugares hermosos de mi tierra.

 

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