Se
ha quedado en un silencio del que no va a regresar, me dije en ese momento
difícil. Él me pidió escuchar la "Tocata y Fuga en Re Menor de Bach"
y yo allí casi paralizada no podía hacer ningún movimiento. Un gusto amargo me
llenó la boca de asco y rebeldía. Cuánto amaba yo a ese cuerpo frágil y
desgarrado, no obstante quedé detenida en un sopor pensando en despojarme de la
realidad.
Él
estaba de espalda con las manos agarrotadas y desolladas tratando de aferrarse
a la sábana que apenas cubría los restos de ese cuerpo que había sido
infinitamente humano, lleno de fuerza y de inteligencia. No quedaba casi nada.
Era un fugaz espectro del que fuera hacía unos años. Todavía era muy joven y ya
su fragilidad le proporcionaba la imponente deformidad de tiempos cronológicos
rotos. Parecía un anciano. Era un anciano de cincuenta años y mil de
sufrimiento.
Yo
lo amaba y estaba allí contemplando un minuto de transfiguración. Su muerte. La
muerte de un padre inusual. ¡Tan culto! De hablar retórico y estudiado. ¡De
manos expresivas y vigorosas!
¡Espiritual y bondadoso! No podía llorar escuchando la última
respiración forzada que intentaba aferrarse a una vida que inexplicablemente se
le había negado. Tenía aún los pies tibios cuando cerré los ojos cubiertos por
una suave nube bienhechora, que imagino ahora, evitará que el ser vea su propia
muerte. Es inútil recordar lo que sucedió después. La gente amiga, los
parientes, una muchedumbre que se acercaba a consolarme. ¿Quién puede consolar
realmente a una niña que ha perdido a su padre? ¡Ese hombre no era un padre era
la imagen de un ser singular!
Culto
hasta lo inimaginable, hablaba varios idiomas y adoraba la música clásica, la
ópera y el valet. De su mano había conocido muchos artistas plásticos y músicos.
Todos los días viernes me llevaba al teatro y los domingos al cine cultural del
consulado italiano.
¡Yo,
que desde muy pequeña quise ser escritora recibí el mejor consejo de sus
labios! :
- Hija siempre escribe de los temas que
conoces y si no, estudia e investiga! Gracias a ello hoy he recibido algunas
menciones que han sido un orgullo y un asidero para continuar en este mundo
mágico que son las letras. Es una inmensa pena no tenerlo cerca porque sería el
mejor crítico.
La
muerte lo arrebató para que no sufriera más y dejó una imagen de un ser
honorable, honrado y sensible; que con dolor siento han olvidado muy pronto.
¡Gracias
papá por ser como fuiste y más!
A
mi padre Luis Antonio Vespa .
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