lunes, 5 de abril de 2021

LA MARCA.

                                           

            Se ha quedado en un silencio del que no va a regresar, me dije en ese momento difícil. Él me pidió escuchar la "Tocata y Fuga en Re Menor de Bach" y yo allí casi paralizada no podía hacer ningún movimiento. Un gusto amargo me llenó la boca de asco y rebeldía. Cuánto amaba yo a ese cuerpo frágil y desgarrado, no obstante quedé detenida en un sopor pensando en despojarme de la realidad.

            Él estaba de espalda con las manos agarrotadas y desolladas tratando de aferrarse a la sábana que apenas cubría los restos de ese cuerpo que había sido infinitamente humano, lleno de fuerza y de inteligencia. No quedaba casi nada. Era un fugaz espectro del que fuera hacía unos años. Todavía era muy joven y ya su fragilidad le proporcionaba la imponente deformidad de tiempos cronológicos rotos. Parecía un anciano. Era un anciano de cincuenta años y mil de sufrimiento.

            Yo lo amaba y estaba allí contemplando un minuto de transfiguración. Su muerte. La muerte de un padre inusual. ¡Tan culto! De hablar retórico y estudiado. ¡De manos expresivas y vigorosas!

¡Espiritual y bondadoso!  No podía llorar escuchando la última respiración forzada que intentaba aferrarse a una vida que inexplicablemente se le había negado. Tenía aún los pies tibios cuando cerré los ojos cubiertos por una suave nube bienhechora, que imagino ahora, evitará que el ser vea su propia muerte. Es inútil recordar lo que sucedió después. La gente amiga, los parientes, una muchedumbre que se acercaba a consolarme. ¿Quién puede consolar realmente a una niña que ha perdido a su padre? ¡Ese hombre no era un padre era la imagen de un ser singular!

            Culto hasta lo inimaginable, hablaba varios idiomas y adoraba la música clásica, la ópera y el valet. De su mano había conocido muchos artistas plásticos y músicos. Todos los días viernes me llevaba al teatro y los domingos al cine cultural del consulado italiano.

            ¡Yo, que desde muy pequeña quise ser escritora recibí el mejor consejo de sus labios! :

 - Hija siempre escribe de los temas que conoces y si no, estudia e investiga! Gracias a ello hoy he recibido algunas menciones que han sido un orgullo y un asidero para continuar en este mundo mágico que son las letras. Es una inmensa pena no tenerlo cerca porque sería el mejor crítico.

            La muerte lo arrebató para que no sufriera más y dejó una imagen de un ser honorable, honrado y sensible; que con dolor siento han olvidado muy pronto.

            ¡Gracias papá por ser como fuiste y más!

                                                           A mi padre Luis Antonio Vespa .

 

                                                           

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