lunes, 12 de junio de 2023

NUNCA DE NEGRO

 

 

            La estación llegó con poca euforia. Un verano con viento helado unos pequeños copos de aguanieve que caían sobre la calle verde por las lluvias. El barro acosaba los vehículos y la gente saltaba de piedra en piedra para no empaparse con salpicaduras sucias.

            El muchacho cruzó la calle de un salto olímpico y saludó con la mano en alto mirando hacia la ventana de Nicolás. Éste sonreía la ver el flaco rostro helado y la abrió, gritando eufórico. Un grupo de mujeres envueltas en ropas invernales, se volvió a espiarlos; sabían por el periódico la razón de tanta algarabía. ¡No puede ser que justo hoy que comienza el verano, nieve! El mundo está loco como todos nosotros, se dijo y subió las escaleras de a dos en dos.

            El calor de la cocina le achicó el hambre, la anciana Loreta, estaba trajinando un pollo asado y papas que sabían a exquisitez. Desde atrás la abrazó por la ancha cintura y ella le zampó un cucharón de madera en la cabeza. Brincó y se tiró en el sillón… ¡Ganamos Nicolás, ayer creímos que el mundo se terminaba y hoy somos los ases del pueblo!

            No te vuelvas loco, Renato. Falta un tiempo para que se vea el resultado de nuestro esfuerzo. Además, hay que ver si Susana nos apoya, tu padre ¿qué dice? ¿Acaso están todos de acuerdo? ¿Loreta, crees que será un éxito nuestra obra? Yo por las dudas comienzo a prepararme para ir a Valle del Ángel, para conquistar un público conocido.

            Nicolás siempre viendo fantasmas donde sólo existe el sol. Mira Susana, estoy seguro que aceptará el papel de hija malvada y su amiga Carla, a quien buscaremos para el papel de madre, también querrá. Mientras tanto voy acomodando los platos y comemos.

            ¿Quién te invitó? Nunca traes nada ni siquiera vino barato  o pan, cualquier cosa. Vienes y te invitas solo como si fueras de la familia… bueno sangre de los Torres corre por nuestras venas.

            A mí me invitó Loreta. Y lamentando mucho soy tu medio hermano. Nuestro queridísimo padre era un enamorado de cuanta artista pasaba por el pueblo… gracias a Dios, mi madre se quedó. ¿Cuántos hermanos y hermanas caminaran por las calles de las grandes capitales del mundo?

            O tal vez son empleadas en oficinas lúgubres, limpiando baños y aguantando a hombres como papá. ¿Un loco o un demonio, nuestro progenitor? Bueh, vamos a comer, el perfume de la comida está despertando el monstruo en mí.

            Entre chanza y charlas, pasan las horas. Discuten a quién le pedirán los decorados y la ropa.  De repente Renato mira el reloj y se disculpa. Me voy gracias por todo. Pero tengo una cita. Y sale corriendo como llegó.

 

            Es la noche del estreno y una larga fila de conocidos se prepara para ver la obra ganadora del premio Atelier. Al ingresar a la sala, la oscuridad desafía la vista y tanteando la gente se acomoda. Una pequeña linterna ayuda a los más desorientados. Desde detrás de la sala, un alarido saca de su asiento a la mitad del público. Así comienza el único acto y por el pasillo central corre una joven vestida con una túnica ligera y un enorme cuchillo en la mano. La sangre brilla con la luz que va encendiéndose lentamente.

            En el plató una mujer yace caída, muerta e inmóvil. Es Carla, que ha sido asesinada por la hija, Susana.  Entra Nicolás vestidos de policía y Renato como médico… la obra sigue su curso. ¡Pero algo hace que se detenga en la parte final, una Loreta vestida totalmente de negro, cae en medio del pasillo con un ataque cardíaco. Nada se puede hacer, los aplausos quedarán para mucho tiempo después.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario