Cinthya Mac Rowells después de la
operación supo que nunca quedaría embarazada. ¡Cosas del destino! Su fortuna
era voluminosa en bancos de su país y del extranjero, pero supo también que
para Patrick, su prometido era imprescindible tener un descendiente y si era
varón mejor. ¿Qué podía decirle, la verdad? La abandonaría por esa fila enorme
de muchachas casaderas de Danbury.
Tomó la determinación de mentir.
Escandalosamente y tenaz aparentó estar embarazada para que Patrick le pusiera
el codiciado anillo en el anular y la llevara al altar.
Estaba hermosa y el hombre se
obnubiló viendo a la graciosa mujer que esperaba su hijo. El padre O’Cannohill
quiso intervenir para aclarar ciertas cosas, pero fue imposible acercarse a los
Clark, todos eufóricos con el acontecimiento.
En el viaje de bodas, Cinthya
sorprendió a su joven esposo con descomposturas y teatralizó hasta el día que
se indispuso y una hemorragia poco convincente quiso delatarla. Ella lloró la
pérdida del bebé. Regresaron a Danbury y comenzó la extraña vida de la pareja.
Una mañana la joven esposa sacó su
BMW y se metió en una barriada oscura. Paró en el 9014 de la calle Nolan y
descendió directamente a una casucha humilde donde la esperaban. Allí contrató
el vientre de una inmigrante ilegal, que no salía a la calle por miedo a los
inspectores de Aduana que deportan a cada indocumentado que encuentran. Era una
joven blanca, de origen latino pero con ascendencia europea. Ojos grises como
los de Patrick y cabello castaño claro como el suyo. Pagó cinco mil dólares por
adelantado, al nacer el niño, pagaría diez mil más y todos los gastos de
medicinas, vitaminas y hospital, que debería ser privado para poder quedarse
con el niño.
Dos días después trajo en un condón
herméticamente cerrado la semilla de Patrick. Pasó un par de meses y el
embarazo estaba plenamente monitoreado. Eran tres bebés, dos varones y una
niña. Mientras tanto Cinthya, aparentaba estar nuevamente encinta. Pero
disimular tres era demasiado. Con absoluta frialdad le ordenó a la mujer que
abortara.
Ésta se negó y amenazó con hablar a
la familia Clark. Cerca de la fecha de parto, en medio de un gigantesco lío,
tuvo que decirle a Patrick la verdad. Él en silencio, la siguió hasta la casa
de la sustituta, y de dos balazos mató frente a la mujer a una Cinthya, que no
supo nunca el por qué. Cuando llegaron los policías, Patrick con la futura
madre de sus hijos, había desaparecido.
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