ORACIÓN
DE MIS DÍAS DE SILENCIO.
En
la arena una amarilla huella del pie en rocas livianas,
con
aristas de un mar infinito de ensueños y espuma vibrante
que
me avivan, elevan en sus brazos casi humanos
hacia
el arcano profundo del oriente.
En
el valle poblado de simientes maduras
una
ruta de pétalos de fuego en su hermosura,
amapolas
rojas que ondulan un mar verde-vegetal
hacia
un nuevo occidente iluminado.
En
la espesura...larga noche estrellada, fronda frutada indecorosa
que
crece, me acurruca en su matriz húmeda . Roja.
Entonces.
Una brecha se abre entre nubes que cubren mi desnudez.
Me
muestran una luna mágica y pequeña, el origen virginal.
En
la ciudad con el smog. El aire del humo maloliente de basura.
Una
mano, tu mano, se extiende en la súplica del hambre.
Desamparo.
Todos solos y mudos. La mirada sin lumbre de esperanza
y
esos ojos que observan hacia el Norte, hacia el mañana.
Siempre
allí Tú. Tu nombre en la plegaria...
Jesucristo.
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