lunes, 27 de febrero de 2017

LOS NATIVOS DE MENDOZA: TRIBUS DIEZMADAS SON LOS HUARPES

GENTE HUARPE
El blanco nos está corriendo. La madre tierra está llorando por sus hijos perseguidos. El río, con sus fuentes elevadas en los enormes picos nevados observa asombrado a los hombres de barba  rubia, que aligeran sus vejigas en él cause y luego beben sin cuidar la pureza de su fontanar.  Nosotros los hombres de la tierra tenemos que escondernos de su mirada esquiva. Son avaros y maliciosos. No temen al dios del Sol, ni a la Madre Tierra. Todo arrasan buscando provecho en metales, que el hombre nativo no necesita sino para sus ceremonias. Algunas veces usa el oro o la plata, a veces. Mucho es el sufrimiento del hombre de la tierra. La laguna esconde a cada hijo con sus pequeñas majadas y apenas puede plantar la mujer su papa y el maíz. Ya la pesca es pobre, no alcanza para alimentar a la gente de la tierra huarpe.
Ayer, justo ayer, vino el capitanejo con un cuero de cabrito entintado por los blancos. Quiere que sigamos corriéndonos de nuestra tierra. Pero ya no podemos. La pesca es escasa, y los niños y ancianos están cada vez más débiles. Hunuc Huar espera que el hombre blanco lo respete.
Así hablaba el Tata viejo en “El Membrillar” de los Cornejos. Hace ya muchos años. Sabe mi amigo, Don Evaristo, el tata viejo tenía pura sangre huarpe y conocía cómo era la vida antes. Nació en “los Morteritos” un sitio en el alto del Cordón del Plata, contaba que su padre era un hombre de pocas palabras que un día se robó a la niña más linda del clan que aun resistía a los blancos. El padre de “Kuruk Hacot” lloró seis días y al séptimo se pintó la cara con ceniza y bailó bajo la luna con sus ancestros, tomó”muday” y se desplomó en su lecho. Había perdido el más grande tesoro que había en la tierra para él, su “llawe”. No estaba listo para ese momento, la pequeña “Kuruk Hacot” sólo tenía once años.
El tiempo pasó y verá, cada otoño, “Pusgualta”, el esposo de su hija bajaba al valle de Uspallata, allí acampaba y nacían sus nietos, que hoy son muchos los que descendemos de ellos. Pero él, el Tata viejo, aguantaba el frío. La nieve cubría las nacientes que en primavera iniciaban el camino sagrado del maíz, el zapallo, la quínoa ... de la vida.
El Tata era un hombre cazador del guanaco, sólo lo hacía para comer; después vinieron los blancos, el hombre blanco y los diezmó. Por eso ahora casi no se ven. Y le cuento mi amigo, cuando pasó el tiempo y mi Tata viejo se fue “Hunuc Huar” la cordillera toda comenzó a llorar. Cuentan que el Tupungato despertó en humo negro y saltaron cenizas por los valles. ¡Tal vez sea cierto, tal vez mentira... !
A mi padre ya le pusieron un nombre “huinca”, su madre se había acristianado y era mestiza. Le llamaron Justino Camañi, que en lengua huarpe significa el que cuida o hace algo, y, él hizo mucho por todo el valle. Tuvo veinte hijos varones y doce hembras, claro que no todos éramos de mi madre. Habían otras como era la costumbre de los antiguos. Todos nos cuidaban y todos nos enseñaban a cazar y a usar bien el agua, tan escasita ahora. Aprendimos de los gringos y gallegos, a trabajar la uva, sabe. Tal vez por todo eso el hombre de estas tierras que fue tranquilo, se afinco en el Cuyun.
Todos los Camañi ahorita somos parientes, por parte de padre. Hay unos en San Juan, otros se fueron para “güenosaires” y otros están de señoritos en las oficinas de los gobernantes viviendo de arriba, sin seguir las leyes de los viejos.¡ Ay, si los viera mi padre...! Como le decía, en “Los Morteritos” quedaron las huellas. Si gusta lo llevo con mulas arrieras para que vea el trabajo hecho en las piedras. Aun guardan los pozos hechos como “conanas”, el sabor de las épocas de moler el maíz a mano. ¡ No sé si era lindo! Para las mujeres parece que era una tarea muy dura. Contaba mi padre que su mama, viajaba detrás del Tata Viejo, con la conana atada colgando a la espalda, tenía un ugero en forma de raya que le atravesaba la frente. Aparte adelante mamando el hijo más pequeño y la leña y cacharros y cestas tejidas con fibras donde cargaba otros bienes. La pobre sin dientes, tejía en telar mantas de lana de guanaco, con pelo que ella misma se cortaba. La espalda, contaba, tenía la forma de un cerro. Eran otros tiempos, mi amigo.
¿ Sabe por qué me pusieron de nombre Próspero Camañi? Porque el padre cura dijo que nombres de demonios no aceptaba. Y ¿ Sabe como querían llamarme... “Eye Chulu Camañi” que en lengua huarpe quiere decir “árbol fuerte que cuida”; ve que no eran tan sabios, los curas, digo? Con haber preguntado al Tata sabría que era un buen nombre para un hombre del Cuyun. Y me dejaron Próspero nomás, como un blanco. Bueno, ahorita nos vamos para Vallecito, buscaremos liebres para comer mañana, ya escasean, pero se reproducen, todavía se reproducen, por eso de la escuela que le enseñan a los chicos de por aquí. Los maistros le dicen de eco... , sí, eso ecología como usté dice. Vamos.
Detrás de Próspero, don Evaristo Sánchez, profesor de historia, más que montar, salta sobre su caballo. Viaja con un sabio, sangre huarpe y aunque es mestizo, guarda en su memoria la memoria de sus ancestros. Tesoro esquivo para los historiadores de cuyo, por la mala fe de algunos oportunistas que no supieron respetar a quienes los recibieron con todo amor en sus casas en la Payunia. Trotan entre los caminos abiertos por el ganado y el hombre, cada uno metido en sus pensamientos. Arriba cerca del cielo, el Aconcagua sigue esperando a sus fieles y sus hijos. La jarilla, el fique, el retortuño y la chilca, se desparraman como en los otros tiempos. Cada paso de las bestias es un suspiro de los espíritus que duermen a la espera ... de “Hunuc Huar”.

Vocabulario:
Papa: patata
Huarpe: nombre de las tribus del Cuyun y la Payunia.
Hunuc Huar: Dios que habita la cordillera.
Kuruc: pies
Hacot: estrella.
Muday: chicha de maíz, bebida alcohólica de maíz machacado y tostado.
Llawe: hija.
Pusgualta: cumbre del monte.
Uspallata: nombre de un lugar de Cuyo. Mendoza, Rep. Argentina.
Quínoa: “cinchona officinalis” quino, árbol del que se hace una bebida     medicinal. Se utiliza mezclada con otros vegetales en cocciones y comidas.
Tupungato: volcán dormido de la región del Cuyún. Mendoza, Rep. Argentina.
Huinca: enviado de Dios, al principio le decían así al hombre blanco, después significó hombre malo. Vocablo de origen Mapuche.

Camañi: el que hace o cuida algo.
Cuyun: región de la Payunia, Cuyo. Rep. Argentina.
Arrieras: de arreo, de carga. Mulas que se usan para trasladar cargas en la cordillera. Mulo o mular, híbrido de caballo y burra, o de yegüa y asno.
Conanas: mortero hecho de piedra que usaban para moler el maíz y otros frutos.
Ugero: agujero.
Güenosaires: Buenos Aires, capital de la Rep. Argentina.
Eye: árbol.
Chulu: fuerte.
Aorita: ahora.
Maistro: maestro.
Usté: usted.
Aconcagua: montaña sagrada de los nativos. Mide 6800 mts. Allí hacían enterramientos y sacrificios humanos. Hasta allí legaron los Incas con su religión y poder. Significa Centinela  de Dios.
Retortuño: “prosopis estrombulifera” planta muy espinosa de los Andes, cuya semilla está en una cápsula amarilla con dos miembros retorcidos. Usada para teñir lana de tonos rosados
Fique: flaveria bidentis, planta, usada para teñir.
Jarilla: halimium umbellatum, arbusto de los Andes muy usada como medicina y teñir de amarillo la lana.

Chilca: baccharis salicifolia, planta con flores en umbela, muy amarga que se usaba para medicina.

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