Me destrozo los pies entre las piedras
No necesito sacarme las espinas de las manos
Acaso me perdono errar en el camino
Y beso con orgullo mis pieles desgarradas
Me añoro golondrina de verano
Lamiéndome las lágrimas perdidas
Me azoto con silencio de viento vespertino
Porque me acepto con este, mi destino.
Ahora comienzo una dura caminata
En la carretera que me agita
Entre ásperas rocas aristadas
Y busco refugio entre las frondas
Que comienza, a frutecer en la alborada
Allí donde estarás esperando en el camino.
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