- Bueno Mirtha... comience por la biblioteca, luego los pisos, hay que encerar.
- Mami... anoche viajé por el bosque de cedros del Líbano... ¿Vieras cuántos pájaros me acompañaron en mi vuelo? Mami, es hermoso, cálido, seco con una suave brisa que viene del desierto.
- Nena correte, que tengo que ordenar la alacena. No digas esa cosas, que cualquiera que te oye creerá que estas loca. Correte.
- Mami: ¿las estrellas suspiran?
- ¡Cómo van a suspirar las estrellas! ¡Ay!
- Entonces anoche vi una estrella suspirando. Un mundo de cometas, era el suspiro de una estrella y verás lo que te digo.
- Cállate y ayúdame a subir esta caja al estante.
- Mami....
- ¡Delicia deja de soñar y ayúdame.
La casa contenía como un engranaje plástico, como hecho insólito se gesta en su interior un enjambre de pequeños huecos donde colocar cajas de colores con especies y frutos secos. Una verdadera metamorfosis de cocina antigua y moderna.
-Mirta llame a Delicia, pues no bebió su desayuno. ¡Está tan delgadita y frágil...!
- No se preocupe señora, ayer cuando baldeaba la terraza la vi. Volaba de flor en flor en el jazminero y como usted me dijo que era algo rara, sólo atiné a saludarla con la mano. Ella me hizo un guiño y se fue por la ventana de su dormitorio y se cubrió con la colcha blanca. Parecía un ángel.
- Mirta, le ruego que no lo comente nunca con nadie.
- No señora he visto casos peores.
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