lunes, 4 de septiembre de 2017

CUENTO MUY ACTUAL EN MI PAÍS

REAL Y PERMANENTE

NO ERES AMBICIOSO: TE CONTENTAS CON SER FELIZ
JORGE LUIS BORGES.


No sabré jamás por qué busco la belleza en todo y además ser feliz,   pensé mirándome la frente lesionada. Es pequeña la herida, pero sangra y me da una extraña imagen. Siento frío y salgo de mi cuerpo para observarme con la bala incrustada en la cabeza.
            Veo arremolinarse a gente extraña. Echado sobre mi pecho un muchacho trajeado de verde claro trata de resucitarme. Es tarde.
            La carta había llegado temprano. La dejaron debajo de la puerta de la casa y se la acercó Enriqueta. Llevaba puesto un pantalón de algodón oscuro y arrugado, se tapaba con un delantal que le cubría el pecho y el cabello entre cano, sujeto con una cinta mustia. Vamos, remolón, le había dicho, hoy tenés que llegar temprano para tomar el tren antes de las diez. Ponete el pantalón de corderoy verde y la camisa limpia. Te lustré los zapatos. Te preparé algo de comer y el desayuno. El baño está listo, me había dicho. Ahora lo recuerdo y me veo acostado fumando un cigarrillo negro a disgusto de Enriqueta que odia el olor penetrante y fuerte. Salí corriendo para llegar al tren de las siete. Si tengo suerte después se trepo al Bondi y llego a la entrevista. Si consigo entrar en la oficina seré el tipo más feliz del mundo. ¡Pero no, justo una manifestación en medio de la calle y la cana! Una bala perdida y…a la mierda…
            Jefe me parece que el pibe no vuelve. Dele un poco más de oxígeno, hágale mejor el masaje cardíaco…epinefrina y golpe eléctrico; resucitación. Pero la bala se le incrustó justo entre los ojos. ¿Tiene orificio de salida? Me perece que no. ¡Qué pena!
            Parece el tercer ojo de los hinduistas, mi “jermu” le ha dado por  eso de las religiones raras, del budismo y no se qué otra “meresunda” más. ¡Es lindo el pibe y no traía ningún panfleto! No parece un tipo revoltoso. Acá tiene una carta, lástima que se manchó con sangre. Parece que iba a buscar trabajo. Siempre pasa lo mismo, caen inocentes. Cuidado, jefe, vienen con palos contra nosotros, corra. ¡Corramos que nos matan a nosotros también, estos boludos!

            

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