Malabarista de sueños.
Un descreído exilio
ronda sin coraje mi lecho
En el Este sonríe la calle
deformada
Hay ahora más fuerza y la
lluvia que desparrama sus cristales
góticos
descabeza el cuello de un cisne
negro.
Eres
despedidor de barcos.
En tu huída al ardid del sol
con el pañuelo al viento
como añagaza al oeste en giros
perpendiculares
te pierdes
patrullando grullas en el ocaso que
despiden reflejos
por la perdida gloria de
trashumante.
El oeste vibra con un trémulo
susurro de mi boca pintada
El este con la pollera al viento de
recuerdos de niña.
No tengo manos hoy en las caricias
ni los ojos se internan en la piel
adormecida.
Han vadeado las pisadas por la
playa mojando el pie
desparramando recuerdos de otros
rostros
sin escorzos ni gestos. Un nombre
apenas.
Omisión.
Tal vez en el sur encuentre el
momento perdido. El amor perdido.
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