Estar solo, no
es tener los brazos vacíos
a veces es
llevar a cuestas una enorme canasta con frutos prohibidos
y en los labios
contener el sabor agridulce de la noche
descalabrando
estrellas en la cuesta
y el sol en
poniente.
Estar solo, no
siempre trae gestos pendientes
palabras
desdobladas o tenues cayendo de la falda gastada
minerales
poblando el follaje con brillos cortantes de piel en pedazos
hurgando en el
pecho con uñas de viento. Sacando memoria
a trozos
quebrados de ágata y agua.
Estar solo es
quedarse sin labios
con el rastro perdido en la noche
la garganta con
sangre en colgajos de venas
los pulmones
resecos ahumados de penas
los ojos vacíos
de flores y cantos. Sólo lágrimas verdes, azules o blancas.
Estar solo es
tentar a la muerte a buscarte
disolviendo el
perfume de nardos
transportarte al
averno con locas mentiras
engañarte
quererte
dejarte
y amarte.
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