martes, 17 de enero de 2023

EL EXAMEN 1


 

Salió satisfecha. Almorzó un emparedado con un café fuerte. Agregó luego un jugo de frutas. Voló, casi, a la facultad, tenía que tomar unos parciales a los alumnos de sexto año. La agotaba la tediosa tarea; mientras los jóvenes escribían en sus pupitres, ella vagó por los prados de su felicidad, por las dunas solitarias de sus penas, por los oscuros fosos subterráneos de sus dudas.

Miró sorprendida cuando una mano se posó en el hombro. Era su compañero de cátedra. Ya había terminado el tiempo del examen. Se deshizo en un movimiento rápido de su ensimismamiento y recibió con una amplia sonrisa a su colega. Él, la miró con su rostro inexpresivo y le hizo seña que debía salir del claustro. Sorprendida, se preguntó qué podía suceder allí afuera.

Han encontrado una alumna de segundo año herida en el prado del sur de la facultad. Es alumna tuya. Te necesitan. Salió angustiada, no podía pasar un día sin complicaciones. Siempre problemas. Esos chicos tan poco expresivos y violentos.

Llegó hasta la zona que estaba rodeada por una faja plástica amarilla. La policía le impedía pasar, hasta que el decano hizo una seña y pudo hacerlo. Se acercó sin mucha prisa. La vio allí como un pájaro caído de su nido. Los brazos enroscados a su cuerpo yerto. Manaba sangre de una herida debajo de la cabeza. Cuando la mostraron, un doloroso ruido salió de su garganta. Conocía a esa niña, era excelente alumna, creativa, inteligente y hermosa. Se acercó más y vio que tenía los ojos abiertos como si quisiera mirarla. Pero... estaba muerta. Comenzó a arremolinarse el público y los alumnos que terminaban sus exámenes. Debajo de su cuerpo estaba el de ella.

Un joven policía lo tomó y se lo dio en la mano. Tenía un nombre escrito con sangre...  era el de ella. Y cayó de rodillas porque la inculpaban de un asesinato. Le pusieron las esposas y la llevaron a la fiscalía. Allí, sólo pudo defenderse con pequeñas historias de cotidiana vida de mujer soltera y sola. Dicen que pagará veinte años de cárcel, no tiene ninguna coartada. Nadie sabe cómo puede salvarse de una condena.

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