martes, 10 de enero de 2023

¿LOCA YO?

 


                        "La maestra está loca, quiere que yo estudie" A. A.

 

Mi nombre es Dorotea. Ayer mi tía Amelia, me regaló este precioso cuaderno para que anote todo lo que pasa por mi corazón. Tengo diez años. Dentro de mí, hay un grito que clama desde mi mundo interior a cambiar nuestra realidad que es muy triste.

Nos han desalojado. Debemos abandonar nuestra casa, que era de mis abuelos y que recibió mi papá como herencia. Así escuché detrás de la puerta anoche. Y debemos irnos antes del domingo. Se oían los lamentos y reproches de mamá y las explicaciones tontas de mi padre. Yo, lloraba.

¿Adónde iríamos a parar? Si apenas nos movíamos en esa casa con tantos recuerdos y muebles, cachivaches y papeles. ¡Ni digo la cantidad de libros amarillentos, que nadie lee! Mi gata Perla, me marea pasando entre mis piernas que tiemblan por el temor de salir de la casa. Ronronea, me lame los pies. Me he descalzado para que no me escuchen que espío lo que hablan.

Papá, le dice a mamá que hizo una inversión y que salió mal. Ella, no le cree. Le reprocha que le guste ir a jugar poker con un grupo de amigotes chiflados y ruinosos.

Mamá llora, papá está mudo. pero se dan cuenta que estoy ahí y me mandan a dormir, no queda otra que obedecer y me meto en la cama vestida con lo que creo es mi mejor ropa. No quiero que quede por ahí, en la mudanza.

Pasó el domingo, y papá nos llevó a un departamento lejos de la antigua casa. Es un complejo de treinta departamentos pequeños que tienen un jardín común. Abundan los niños. Perla se pierde en los pasillos y maúlla desconsolada. Yo soy la desconsolada.

Mi cuaderno ha comenzado a llorar, porque le tocó el peor momento para que yo escriba. Derramo lágrimas que borronean lo que dejo en sus páginas. Me llevaron a la escuela nueva. ¡Es horrible! tengo una maestra que para mí, le falta un tornillo. Grita y sostiene que somos todos burros, que pierde su tiempo con nosotros. Somos treinta y seis chicos en un aula pequeña, con una ventana que apenas deja entrar aire. Los chicos... ni fu, ni fa, hay de todo. Buenos, educados, regulares, idiotas y malos, como en todos los colegios y escuelas del mundo.

Como el viernes es un aniversario de la escuela, la maestra, quiere que aprenda una poesía de no se qué escritora amiga. ¡Lo repito, está loca! Pero mamá me convenció y lavó mi yumper y mi camisa blanca, la dejó como nueva. Aprendí el poema y allá fui, como vaca que lo llevan al corral, al matadero... eso se lo aprendí a mi tía. ¡Es una genia!

En el acto, me lucí y me dieron una medalla con un diploma... y la maestra, que repito, está loca, me dijo: ¡Dorotea, sigue estudiando que llegarás muy lejos! ¿Adónde quiere que me vaya? Digo, si ya nos desalojaron una vez... no quiero volver a irme lejos.

Cuando le conté a mamá, lloró de risa. ¡Parece que la locura es contagiosa! Ella dice lo mismo que mi maestra.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario