jueves, 19 de enero de 2023

MIS PATINES


 

Me llamó con una voz desagradable. Yo corría con mis patines recién estrenados. Los Reyes Magos habían cumplido este año. Saqué tan buenas notas, que porto la bandera nacional. ¡Tal vez por eso me los dejaron! Es cierto el regalo hacía ruido y molestaba, era un ruido agudo como de un abejorro. El vecino era un personaje cómico, o yo lo veía así. De día vestía como cualquiera de mis vecinos y mis tíos; pero de noche se vestía con ropas de mujer multicolores y una enorme peluca rubia que caía en cascada sobre su cuerpo que a decir verdad no era hermoso. ÉL era obrero, rústico, trabajaba en la construcción y tenía unas enormes manos callosas. ¡Pobre se predisponía a la burla de los "pendejos" que lo esperaban agazapados en las esquinas para decirle groserías!

Me miró mal y me pidió que me fuera, que el ruido lo molestaba. Me detuve en seco.  Me acerqué y le puse atención. Me echó un balde con agua fría. Salí llorando para buscar a mi madre. Salió el abuelo para defenderme y al acercarse a la ventana comenzó a elevarse sobre sus pies. ¡Insólito! Tomó, un envión y se encaramó al ventanal. Allí comenzó una lucha desigual. El vecino, lo abrazaba y besaba con los labios untados de rouge rojo que dejaba marcas y que mi abuelo a manotazos iba desprendiendo con su camisa blanca. Las marcas parecían pequeñas mariposas rojas que se desprendían y alejaban por todo el barrio.

Unos gritos histéricos atrapaban los insultos de mi abuelo mientras intentaba en vano golpear al tipo. Mi madre, intentaba a su vez matar las mariposas que caían en el césped del jardín y se transformaban en arañas, rojas, gordas y peludas. Yo seguía haciendo movimientos rítmicos con mis patines y desde allí, de las ruedas salían cintas de color gris, azul y blanco con una música suave y dulce.

Mamá comenzó a desprenderse de las arañas y algunos alacranes negros y cien pies que caían por el lecho de la acequia cuyas aguas se transformaron en un arco iris.

El abuelo terminó su lucha. Volvió cubierto de una enorme capa de alas de mariposas rojas. Caminaba y cantaba. Yo me fui con los patines por la calle central, llevando de la mano a mamá que se había puesto un traje de sirena.

Nadie me creyó lo que relaté en la plaza del pueblo. Decían que estábamos dementes o alcoholizadas. ¡Pero juro, seriamente que lo que pasó es verdad! por eso no ando en patines en mi vereda nunca más.

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario