Sabiendo que Jorge Pedro, arrastraba tantos pesares, ella podía comprenderlo. Muchas veces había sido su lectora, su masajista y hasta quien lavaba los anteojos cada noche. Fue esa noche cuando al guardarlos en el viejo estuche unos papeles chocaron en sus dedos. Pensó que podían ser billetes, dinero y aunque pareció una imprudencia leyó lo que contenían los papeles. Una vieja carta. Esa letra le era familiar. No tenía firma
Decía: "Amor cuando me dejaste en casa, después del aeropuerto, de puro ansiosa compré el test de embarazo. Dio positivo. Yo feliz. Quédate tranquilo mi hermana comprenderá. Ella no puede darte un hijo y hasta sería bueno darle el lugar de madrina. Esto merece un abrazo de esos que nos solemos dar en noches ocultas. Te veré en el mismo lugar a la misma hora de siempre. Te amo.
Luego de guardar la carta, me tiré en un sillón lejos de Jorge Pedro. Comprendí todo lo que debe haber sucedido. Cuando la esposa se enteró que él, tenía un romance oculto con su hermana y tendrían un hijo, ella lo arrojó en el acantilado con el auto. Se salvó de milagro. Pero la hermana y el niño no. Por eso estaba solo y en silla de ruedas.
No le tengo piedad, pudo actuar de otra manera. Pero... ¿Soy yo quien puede juzgarlos?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario